Nota de Paola Rojas desde Brasil. El 26 de junio en pleno Mundial, un operativo policiaco terminó a balazos en la favela Costa Barros al norte de Rio de Janeiro.
No hubo muertes entre los agentes ni entre los traficantes, pero una de las balas traspasó la pared de una casa de madera y sorprendió a Jurema, una joven madre que dormía junto a su bebe de 3 años, Luis Felipe, la única víctima de este tiroteo.