BERLÍN .- Alemania celebró este día 10 mil 316 días sin muro, los mismos días que la ciudad estuvo dividida y convertida en símbolo mundial de la guerra fría.
Este tiempo se traduce a 28 años, 2 meses y 26 días; que fue el tiempo que dividió el muro Alemania y que actualmente se traduce en un montón de escombros que son difíciles de encontrar a menos que quien los busque se dirija a lugares específicos como el centro conmemorativo de la Bernauerstrasse o la East Side Galerie, donde está pintada la célebre escena del beso en la boca de los jerarcas comunistas Leonid Bresnev.
Para celebrar la transición de la Alemania comunista a la moderna las autoridades inaugurarán una exposición, en el centro conmemorativo, con la que tratan de recuperar esa imagen perdida y mostrar el contraste con el Berlín actual.
El más claro se encuentra en la emblemática Puerta de Brandeburgo, que hasta 1989 estuvo encerrada por el muro y se ha convertido en un símbolo de la ciudad unificada, justo donde se unen las avenidas 17 de junio, que atraviesa el Tiergarten, y Unter den Linden, eje del que fue el Berlín comunista.
Tal vez la foto más difundida del 9 de noviembre de 1989, día en que se abrió la frontera, sea la que muestra a los berlineses celebrando en pie sobre el muro, con la Puerta de Brandeburgo a sus espaldas.
El contraste es también evidente en la Potsdamerplatz y sus alrededores, que hoy concentra los principales rascacielos de la ciudad y que, a la sombra del muro, era considerada prácticamente tierra de nadie, en la parte occidental de Berlín.
El edificio del Reichstag, sede del actual Parlamento, quedó durante años junto al muro, en el lado oeste, mientras que el moderno edificio de la Cancillería se levanta en lo que también era “tierra de nadie”, un gran descampado junto a la franja.
Otro lugar emblemático de la guerra fría es el puente de Glieneke, que separa Berlín de Potsdam, en el territorio de la extinta República Democrática Alemana (RDA), que fue escenario de intercambio de espías -tanto ficticios como reales- y que ha pasado a ser sencillamente parte de una carretera nacional.
La lista de sitios clave en la historia del muro es larga e incluye muchos que probablemente no sean tan llamativos a primera vista, pero sí significativos.
Muy cerca de la actual estación central de trenes de Berlín y del hospital universitario de La Charité, por ejemplo, cayó muerto a tiros Günter Lifkin, el 24 de agosto de 1961, cuando intentaba escapar hacia Berlín occidental.
Lifkin fue el segundo muerto del muro. Dos días antes Ida Siekmann había sido la primera víctima al tratar de escapar, saltando desde un tercer piso en la Bernauerstrasse, cuando todavía las casas de la zona fronteriza no habían sido desalojadas.
La última víctima de los disparos de los guardias de fronteras fue Christ Gueffroy, un camarero de 20 años que murió el 6 de febrero de 1989, mañana hace exactamente 29 años.
En el lugar donde murió Gueffroy, en el barrio de Treptow y al lado de un canal que intentaba atravesar nadando hacia occidente cuando fue alcanzado por las balas, hay un monumento en su honor que es lo único que recuerda que por ese lugar pasaba el muro.
Otras esquinas de la ciudad permiten evocar el carácter casi esperpéntico de aquella idea que partió en dos a Berlín,
Es el caso del “Invalidenfriedhof”, un cementerio que en 1961 quedó cortado por el muro, que pasaba por entre las tumbas de viejas glorias militares prusianas, y que el escritor Uwe Timm ha convertido en el epicentro de la novela “Halbschatten (Medias sombras).
Por el cementerio pasa hoy una ruta conocida como “El camino del muro” y a su entrada, un letrero que dice: “Bicicletas permitidas en caminos asfaltados. Los peatones tienen prioridad”.
Fuente El Heraldo