Ser hijo del presidente de los Estados Unidos no debe ser para nada fácil, sobre todo dado que estás obligado a crecer frente a la mirada pública. Echamos un vistazo a la vida de Sasha y Malia Obama, las hijas del actual presidente, Barack Obama.

Malia Obama tenía 10 y Sasha solo 7 el día de las elecciones de 2008. Las niñas subieron al escenario con mamá Michelle y papá Barack, el nuevo presidente, para celebrar en Chicago, Illinois.

Desfilando unos hermosos y coloridos abrigos de J Crew, Sasha y Malia se mostraron muy seguras durante la jura de su padre como nuevo presidente del pais.

Una de las cosas que más les gusta a las hermanas es jugar con Bo, su perro, en el terreno de la Casa Blanca.

Malia, de 11, y Sasha, de 8, son parte de la tradición estadounidense de perdonarle la vida a un pavo en el día de Acción de Gracias.

La familia de paseo por el zoológico de Honolulu durante sus vacaciones en Hawái.

Otra fotografía oficial, esta vez, presentando el árbol de Navidad de la Casa Blanca.

El presidente Obama y su esposa Michelle junto a Sasha y Malia durante la celebración de encendido del árbol de Navidad en Washington.

Hasta cuando se divierten las chicas lucen elegantes. Aquí las vemos en un viaje familiar a la favela Ciudad de Deus en Río de Janeiro, Brasil.

Entre los beneficios y obligaciones de ser parte de la familia del presidente está la posibilidad de conocer a algunos héroes de la vida real, como Nelson Mandela.

Los Obama intentan hacerse un tiempo para pasar tiempo juntos, como los vemos aquí, en el acuario de Hawái.

Obama da su discurso oficial de aceptación de la nominación en la Convención Nacional Demócrata en Charlotte, Carolina del Norte.

Las niñas dan el ejemplo al comprar en One More Page Books en Small Business Saturday, una iniciativa para apoyar a los negocios chicos. Obama fomenta que los estadounidenses participen de este programa como alternativa al Black Friday o el Cyber Monday.

Malia y Sasha participan de la 90° edición del encendido del Árbol de Navidad Naiconal frente a la Casa Blanca cantando el clásico villancico “Jingle Bells.”

Las niñas mantienen la seriedad mientras su padre hace la jura en la 57° inauguración presidencial en el Capitolio de los Estados Unidos.

Las niñas muestran su compromiso social dando comida de Acción de Gracias en el banco de comida Capital Area Food Bank de Washington, D.C.

Las niñas comparten con su padre el amor por el baloncesto.

Malia y Sasha en la Muralla China junto a su madre, Michelle Obama.

Además de Bo, la familia sumó a otro cachorro llamado Sunny.

Un exrelacionista público republicano tuvo que disculparse por haber hecho esta publicación sobre las chicas, que estaban asistiendo al evento anual de perdón en el Día de Acción de Gracias: “Vístanse como para ser respetadas, no para conseguir un lugar en un bar”. Pero otros comentaristas defendieron a las niñas, diciendo que no se puede hablar de ellas y que deberían aplaudirlas por seguir siendo niñas normales.

Malia Obama, Sasha Obama y, su padre, Barack Obama en el escenario del evento TNT Christmas en Washington, D.C.

Malia y Sasha se ríen al retirarse de un discurso de su padre en el puente Edmund Pettus Bridge en Selma, Alabama.

Malia y Sasha Obama llegan antes que su padre, el pres.s Bridge.

Detrás de una camioneta, un guardabosques habla con la familia Obama luego de que ellos terminaran su caminata por el Parque Great Falls en Virginia.

Sasha y Malia Obama leen cuentos de hadas a los niños en la base militar de la OTAN y las Naciones Unidas en Vicenza, Italia.

Michelle Obama llega junto a sus hijas y su madre Marian Robinson al aeropuerto de Stanstead en Londres, Inglaterra.

Barack Obama y su hija Sasha, junto a dos amigas de la niña, embarcan el avión presidencial en Washington, D.C.

Barack Obama camina con Sasha desde la Casa Blanca antes de partir hacia Nueva York.

Michelle Obama, Sasha y Malia siguen a Barack Obama (no figura en la foto) en un paseo en bicicleta por Vineyard Haven, Massachusetts.

Barack Obama (derecha) y sus hijas Malia (izq) y Sasha saludan al papa Francisco en su llegada a la base militar Andrews, en Maryland, Estados Unidos.




