Ciudad de México.- Los documentales son una fuente única del registro de hechos que exploran personajes y situaciones reales. Al ser representaciones de la realidad pueden aprovecharse como herramientas para el análisis de discursos científicos y sociales. Ello requiere de una metodología multidisciplinaria que articula la hermenéutica aplicada al análisis cinematográfico y a las ciencias sociales.
Como parte del Seminario de Investigación sobre Movimientos Sociales, en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) se llevó a cabo la conferencia El cine mexicano contemporáneo y los movimientos sociales, a cargo de la doctora Aleksandra Jablonska Zaborowska, investigadora en el área de Diversidad e Interculturalidad de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), y miembro nivel I del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). La sesión fue moderada por la doctora Ligia Tavera Fenollosa, también miembro nivel I del SNI.
En un documental se debe considerar la idea del tratamiento creativo, como un objeto de creación personal, por lo que la objetividad queda manifiestamente de lado. Se trata entonces de un relato personal en el que la visión del autor quedará plasmada. Por lo tanto, a la hora de contar una historia el realizador debe ser lo más fiel posible al personaje y a los hechos que se están contando.
Actualmente el cine documental ha cobrado gran importancia en México, en la medida en que representa un reactor para mostrar los conflictos sociales que han sido excluidos de los medios de comunicación tradicionales. De esta manera el material audiovisual puede ser vinculado con la problemática presente para dar cuenta de un hecho.
La doctora Aleksandra Jablonska abordó su análisis a partir de las siguientes preguntas: ¿Cómo se representa un documental?, ¿cómo se usa el lenguaje audiovisual ante las diversos movimientos de resistencia y protesta presentes en México?, ¿qué tipo de discursos se desarrollan sobre dichos movimientos?, ¿estos discursos aportan algo diferente a lo planteado por la literatura escrita?
“Lo que se hace en el análisis fílmico es pensar que es un discurso, como cualquier otro. Por lo tanto se tiene que encontrar quién está detrás de ese discurso y cuál es la intención de la película. Deben de analizase los encuadres, el montaje, la secuencia de imágenes, la música y los movimientos de la cámara. Cada elemento genera significados distintos, ya que siempre hay una intención de cómo las imágenes están mostradas”.
Documentales de Oaxaca
Las dos películas analizadas retrataron dos movimientos sociales del estado de Oaxaca. La película Istmeño, el viento de rebeldía (2014) de Alési Dell’Umbría y Dios nunca muere (2013) de Roberto Olivares y Diego Osorno.
La primera de ellas cuenta la postura de las comunidades afectadas por la instalación de los parques eólicos en el Istmo de Tehuantepec, y la segunda relata las acciones de protesta del sindicato magisterial y la constitución de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO). Ambos documentales presentan rasgos en común en su narrativa y modos particulares de construir sus respectivos discursos.
“El análisis cualitativo se ha quedado corto en el análisis de la producción audiovisual, específicamente con los movimientos sociales. Más allá de que una investigación sea cualitativa, se debe tomar en cuenta que es una fuente informativa”, comentó la doctora Ligia Tavera.
El documental se encuentra en un eje que ofrece a los investigadores sociales situarse en otros campos que les permitirán analizar los hechos desde otras perspectivas, además de poder mostrar sus resultados a otros públicos, tal como lo hace un producto audiovisual.
Fuente: Agencia Informativa Conacyt