Es de llamar la atención que las épocas previas a una Copa del Mundo se respira ambiente navideño, todo es felicidad, buenos deseos, abrazos y felicitaciones, la critica desaparece y todo se centra en la intención de que todo en un mes se convierta en pletórica dicha.
Los señalamientos de los críticos se convirtieron en porras de ‘paleros’, ya no hay juicios, ni mucho menos críticas, todos esperan el debut mundialista, aquello de cerrar filas es más práctico, que teórico, pero el libre ejercicio de señalar bajo fundamentos y argumentos situación libres y expuestas a la crítica, es una facultad que no debe de perderse entre los que ejercemos el oficio.
Y no se trata de amargar el ánimo pre mundialista, ni acomodar piedras en un camino que trata de ser limpio y tiene que ir saneado para nuestro representativo nacional, pero el ignorar los puntuales señalamientos es ser cómplice de los errores, no aprendemos del fracaso y asumimos el aprendizaje como una eterna costumbre.
Y no se trata de tomar partido, ni pintar con tintes personales un oleo con un panorama poco alentador, pero a pesar de que la mayoría de los especialistas entendimos y asumimos la convocatoria de Miguel Herrera como una lista depurada con una mínima presencia del error, me molesta la presencia de Carlos Salcido entre los convocados, y no por su trayectoria, pero precisamente por esos pulcros antecedentes, nuestra selección no es el sitio indicado para rendir pleitesía.
Si nos atenemos a las estadísticas y aspiraciones naturales de cualquier elegible, tengo la certeza que el defensa de los Tigres no cumple por el mínimo los requisitos para representar dignamente a un seleccionado en una justa mundialista, si me atengo por obligación periodística al presente, debo de precisar la actualidad, porque la historia ya fue juzgada.
La mentira es el principio de la traición, y hurgando las primeras palabras de Herrera al frente del equipo azteca, me encuentro con la afirmación de que ningún jugador que no fuera convocado en la fase preparatoria, su nombre iba a figurar en la lista definitiva, y Carlos Salcido sin minutos en la era Herrera, fue la pieza que derrumbó el castillo de las ilusiones.
Tampoco apruebo los argumentos que seducen el oído de nuestro técnico nacional, el reconocer una trayectoria, hacer buen grupo, conocer el sistema y ser un plurifuncional, son líneas que en un evento mundialista sólo sirven para rellenar el perfil del futbolista.
Con los antecedentes de Alberto García Aspe, Luis Hernández y Cuauhtémoc Blanco, en 2002 y 2010 respectivamente, no dejaron bien parados a nuestros representados en dichas justas, ya que ningún equipo con alto nivel de competencia puede darse lujos innecesarios.
Los mundiales no fueron creados para rendir homenajes, ni reconocer trayectorias, el usurpar un lugar para ‘hacer grupo’ y no crear conflictos, es omitir la capacidad de otros aspirantes, parece que no entendemos, ya se hizo el ridículo en el mundial del 2002, sin necesidad, Javier Aguirre ingreso a la cancha a García Aspe y Hernández sólo para recibir la ovación del respetable y la amargura del conocedor.
La historia ya la conocemos, sin justificación, el mismo Aguirre alineo a Blanco en Sudáfrica y la película se volvió a repetir, ahora esperemos que alguien ilumine a Herrera y no sacrifique el objetivo colectivo por una simple anécdota.
Imagen: Radio Fórmula