Ciudad de México.- Esteban Gutiérrez es otro piloto. El rostro serio y con rastros de enojo que vivió durante sus últimos meses en Sauber ya desapareció; ahora, vistiendo de rojo, sonríe, bromea y se ha ganado el afecto de muchos de los integrantes de la casa de Maranello, donde ya es parte de la familia tal como lo dejaron ver durante la exhibición que la marca italiana realizó en avenida Reforma.
Esteban es un gran chico y va a ser campeón de mundo”, sentenciaba su ingeniero Maurizio Nardon, quien fue el encargado de preparar los dos F60 que la casa italiana trajo para tomar una de las zonas más importantes del DF.
El estruendo del motor V8 emocionó a los aficionados (80 mil según el reporte oficial) que se dieron cita desde antes del amanecer y es que Ferrari es una marca que trasciende. Sin importar si Mercedes-Benz domina por ahora la Fórmula 1, los de Maranello tienen aficionados en todo el mundo y en México se dejaron ver. Banderas con el Cavallino Rampante, gorras y gente vestida con camisetas de la escudería más emblemática se apostaron en el camino que fue de la glorieta de la Diana Cazadora hasta la glorieta de la Palma.
Poco después de las 10:30 horas, Esteban Gutiérrez salió por primera vez a la avenida Reforma. “Es un gran ambiente, se siente muy especial estar aquí”, dijo el mexicano previo a subirse al monoplaza y en lo que fue su primera ocasión al volante de un Fórmula 1 en México.
La secretaria de Turismo, Claudia Ruiz Massieu, dio la bandera verde para comenzar los festejos que duraron dos horas, tiempo en el que Gutiérrez fue acompañado por Ricardo Pérez de Lara, campeón de la Ferrari Challenge, y quien también aprovechó para exhibir su Ferrari 458.
Esteban fue tomando confianza y en cada vuelta de sus tres salidas aumentó la velocidad, superando los 220 km/h en algunos instantes.
Ni siquiera la pequeña chicana que le fue instalada redujo su ritmo y es que, el regiomontano, con su talento, encontró la forma de tomarla como una recta antes de llegar a las glorietas y deleitar a los asistentes haciendo donas y quemando llanta. Incluso el estruendo del motor V8 impresionó a varios.
A mí me gusta más el sonido del V8 (en comparación con el V6), bueno, me gusta más el viejo V10 que ya he manejado”, dijo Esteban durante un descanso previo a volver a salir a Reforma.
Al final, los aficionados le pedían más vueltas, y él, desobedeciendo un poco lo planeado los complació ante la sonrisa de Maurizio Nardon quien lo dejó disfrutar su momento en México. Al bajar del monoplaza, unas pequeñas lágrimas se veían en el rostro de Esteban, sabedor de que esta experiencia le durará para toda la vida y que espera, no sea la última vez.