Guatemala, Guatemala.- Por medio de las matemáticas, la física y la astronomía, los antiguos mayas desarrollaron extensos y sofisticados mecanismos de medición del tiempo para fundamentar su cosmovisión, el cultivo del maíz o la creación del universo, el mundo y la humanidad. Uno de ellos es el A’bak’, un «computador de cálculo».
Así lo cuenta en una entrevista el experto mexicano José Ortega, un hombre que presenta este viernes el libro A’bak’ la computadora de jade maya: La tecnología mesoamericana prehispánica al día, con el objetivo de reconstruir y entender la complejidad de las matemáticas del antiguo mundo maya.
Originalmente, en la década de 1960, el ingeniero mexicano Daniel Esparza descubrió en las tierras altas de Puebla una matriz posicional donde «los objetos adquieren valor según la posición en la que se sustentan», como sucede con el lenguaje binario.
Esta tabla de elementos, llamada nepohualtzintzin (calculadora de bolsillo), la tenían mexicanos antiguos -aztecas-, mientras que los mayas tenían el A’bak, descubierto por el guatemalteco Domingo Yojcom, que lo llama ábaco.
Ambos instrumentos se parecen: el primero es horizontal, el segundo vertical, y los dos tienen las mismas cuentas: 91.
En esta disyuntiva siempre existió la arcaica discusión de cuál era el inicial, pero con el descubrimiento de Ortega se establece que el «original es de los mayas».
La fecha exacta en la que por primera vez se evidencia este brazalete, cuenta entusiasmado, aparece en la estela 2 de la zona arqueológica de La Amelia, en el departamento norteño de Petén.
Se trata de una escena del 10 de julio de 804, reproducida por la epigrafista estadounidense Linda Schele, en la que el gobernante «Dos Pilas» lo lleva en el antebrazo mientras «juega pelota con la cabeza de su enemigo».
Pero para este lingüista aplicado, especializado en inteligencia artificial, hay otro aspecto que demuestra que el A’bak’ primitivo era de los mayas. Y es que esta cultura usaba un sistema vigesimal, mientras que el de los aztecas era decimal, es decir, está «viciado» y tiene «influencia europea».
El A’bak’ demuestra cómo los mayas ya tenían matrices posicionales, que se asemejan en su complejidad matemática a las supercomputadoras modernas hechas de silicio. Sean del material que sean, las de los mayas eran como ábacos, son capaces de calcular cosas tan complicadas como «el despertar del sol» o la gestación de una mujer.
«Todo está aquí», dice, al señalar una reproducción de este instrumento, en el que se pueden hacer sumas, restas, multiplicaciones, divisiones, radicales o superficies.
Operaciones casi infinitas con las que calculaban, por ejemplo, la distancia con el cinturón de Orión.
Del tiempo depende la subsistencia de los seres humanos, pues anticipa cíclicamente las lluvias, el calor que hará brotar el maíz para la tortilla o el frijol para el relleno, así como la gestación de las mujeres de la familia.
«Todo cabe en un A’bak’ sabiéndolo acomodar y eso lo supieron hacer los mayas con una admirable exactitud tal y como ahora funciona la computadora que tenemos en casa o en la oficina (…). Los mayas lo habían hecho en un brazalete hace 1213 años», proclama enfático mientras toma un sorbo de su infusión.
Este brazalete, que la empresa Jade Maya ha replicado, es mejor conservarlo debajo de una almohada, dice Ortega. «No sea que una eventual conflagración mundial que mandara a la humanidad a la época de las cavernas nos dejara sin computadoras y celulares».
Fuente: El Universal