Morir de nada

Imagen: Facebook fifaworldcup

Todo indicaba que las cosas podrían ser diferentes en esta ocasión, sin embargo, todo resultó ser lo mismo y no se pudo trascender ni hacer historia con el conjunto mexicano. El partido ante la selección de Holanda selló la participación de los dirigidos por Miguel Herrera en la Copa del Mundo de Brasil 2014.

Una calca de los últimos veinte años, una copia fotostática, una repetición instantánea, en fin creo que se pudo hacer algo diferente, no obstante, pasó exactamente lo mismo que en los cinco Mundiales de futbol.

En verdad yo no entiendo cómo se puede tener la gloria en la palma de la mano y no saber qué hacer con ella. El hecho que vivimos tras la participación del conjunto azteca en el partido de Octavos de Final fue realmente deslucido, se tuvo el control del partido, la idea futbolística, el temple e incluso la creatividad pero de nueva cuenta y de forma fugaz, aparecieron los eternos fantasmas que aquejan al selectivo mexicano.

El primer tiempo en realidad araño la perfección, las tres línea mexicanas se conjuntaron muy bien al grado de aplacar a jugadores de la talla de Van Persie, Robben y Sneijder, elementos que son auténticos depredadores del área y que siempre están listos para perforar la meta rival.

Ya en la segunda parte y tras el cambio obligado de Héctor Moreno, las circunstancias fueron totalmente distintas, ‘El Piojo’ cambió su formación inicial y movió de banda a Héctor Miguel Herrera, la incursión del oaxaqueño Aquino completaba una línea de cinco mediocampistas para mantener en punta a Oribe Peralta y Giovanni dos Santos.

La ilusión era tangible y latente, el sueño de acceder a los Cuartos de Final nos ilusionaba y la idea de terminar con todos los errores del pasado parecía que se convertía en un hecho consumado.

El partido se complicó sobre manera y el oponente naranja poco a poco se fue adueñando de las acciones del encuentro, las cosas fueron cambiando y la historia parecía de nueva cuenta enseñarnos su peor faceta, todo cambió tan rápido que le bastaron tan sólo cinco minutos, para que los castillos se derrumbaran en nuestras narices y nos cerraran la cortina una vez más.

Fue increíble ver como se despedazaban las ilusiones de miles de compatriotas que se encontraban en la plancha del Zócalo capitalino, fue increíble ver como se esfumaba de la peor manera la posibilidad de romper con las maldiciones y de una vez por todas demostrar de qué talla estamos hechos en el terreno internacional.

En fin nada cambio y todo sigue igual que como hace dos décadas, la ilusión del pueblo mexicano sigue en espera y la vida parece enseñarnos que vamos por el camino incorrecto, hay que analizar lo realizado por el Tri en Brasil, lo que sí es una verdad consumada es la pésima labor que siguen realizando los federativos mexicanos que como siempre lo único que les interesa son las carretadas de billetes que llevan a sus arcas en cada participación de la selección mexicana de futbol.

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