Papa Francisco defiende pluralidad en la Iglesia

Estambul.- El papa Francisco defendió hoy «la variedad» de la Iglesia y pidió abandonar los «particularismos y exclusivismos» que provocan la división, en una misa cuya concelebración en Estambul presidió, así lo dio a conocer Excélsior en su sitio web.

El pontífice se expresó así en la homilía de la misa concelebrada conmedio centenar de sacerdotes en la catedral del Espíritu Santo de Estambul, en lo que fue el primer evento durante su visita a Turquía en el que numerosos fieles le gritaron vivas.

La homilía del Papa, en italiano, estuvo dedicada en esta ocasión al Espíritu Santo (en teología cristiana, una de las tres «personas» de Dios, junto con el Padre y el Hijo).

Toda la vida y la misión de la Iglesia dependen del Espíritu Santo; él realiza todas las cosas», dijo Jorge Mario Bergoglio a los fieles.

El Espíritu Santo hace la unidad de la Iglesia: unidad en la fe, unidad en la caridad, unidad en la cohesión interior. La Iglesia y las Iglesias están llamadas a dejarse guiar por el Espíritu Santo, adoptando una actitud de apertura, docilidad y obediencia», agregó el Papa.

Bergoglio dijo también, precisamente en un viaje caracterizado por las señales hacia otras iglesias cristianas no católicas, que «la riqueza, la variedad, la diversidad nunca crean conflicto».

El pontífice había llegado al templo entre los vítores de los congregados en el exterior, donde además está colocada una estatua de uno de sus predecesores, el papa Benedicto XV, y la pequeña catedral se quedó escasa para acoger a los numerosos fieles que la abarrotaban.

Casi más una capilla que una catedral monumental -puede albergar a unas 550 personas- fue el escenario elegido para una celebración litúrgica de carácter interritual, en latín pero con oraciones en armenio, turco, arameo del rito caldeo, siríaco-turco, italiano, francés, inglés y español.

Estuvieron presentes el patriarca ecuménico Bartolomé I, el patriarca sirio-católico Ignazio III Younan, el vicario patriarcal armenio apostólico de Estambul, arzobispo Aram Athesian; el metropolita sirio-ortodoxo de Estambul, Filuksinos Yusuf Cetin, y representantes de confesiones evangélicas.

Después de un canto de ingreso en lengua armenia, se procedió a la primera lectura (de la primera carta de San Pablo a los corintios, en español), a un salmo responsorial (en arameo según el rito caldeo) y posteriormente a leer el Evangelio.

Este corrió a cargo del padre Orhan, ciudadano turco de la minoría cristiana siríaca que fue ordenado ayer sacerdote por el patriarca de la Iglesia Siriaco-Católica, quien se desplazó desde Beirut para reunirse con el Papa.

Orhan había explicado la víspera que es oriundo de Mardin, en el sureste de Turquía, y que su lengua materna es el árabe, como es habitual en la minoría siríaca del país.

Al concluir la homilía del Papa se pronunciaron las oraciones de los fieles, en francés, italiano, inglés, turco, árabe y español; posteriormente, y tras el sacramento de la eucaristía, se cantó el «Salve, Regina» y cerró el acto un saludo del vicario apostólico de Estambul, monseñor Louis Pelâtre.

Este destacó que el Papa pudo constatar en la misa «la rica diversidad de los católicos: armenios, siríacos, caldeos, latinos, que reflejan la diversidad de las otras comunidades cristianas de Estambul».

Después de la misa, el Papa se trasladó a la sede del Patriarcado Ecuménico, sede de la Iglesia ortodoxa, donde celebró una oración ecuménica y posteriormente el pontífice mantuvo una reunión privada con el patriarca Bartolomé I.

Francisco y el patriarca ecuménico Bartolomé I rezaron en la Iglesia Patriarcal de San Jorge de Estambul una oración conjunta en la que desearon la unificación de sus respectivas iglesias y con los demás cristianos.

La celebración ecuménica fue saludada por Bartolomé I, cabeza de una institución que es la de más alto rango de la ortodoxia (su primado encarna la unidad de esta corriente del cristianismo), como «un evento histórico y lleno de buenos auspicios para el futuro».

La ceremonia se celebró en la catedral ortodoxa, que es la sede del Patriarcado Ecuménico, y era una de las cinco principales de la cristiandad antes del cisma de 1054 que marcó la separación de los católicos.

El patriarca Bartolomé I está considerado un «primus inter pares» en relación con los otros patriarcas de la ortodoxia, que tiene unos 300 millones de fieles en todo el mundo, aunque están presentes esencialmente en la Europa oriental y septentrional, en la costa nororiental del Mediterráneo y en Oriente Medio.

El patriarca, en un saludo al Papa, constató la «voluntad» del pontífice, «como también la de la Santísima Iglesia de Roma, de continuar el firme camino fraternal con nuestra Iglesia Ortodoxa».

Y ello con el claro objetivo de alcanzar «el restablecimiento de la plena comunión entre nuestras Iglesias», dijo el patriarca.

El Papa, por su parte, consideró que junto con Bartolomé I, ambos son «hermanos en la esperanza» y destacó la «responsabilidad» que supone «poder caminar juntos en esta esperanza».

Francisco estimó que «esta esperanza común no defrauda, porque no se funda en nosotros y nuestras pobres fuerzas, sino en la fidelidad de Dios».

Visita lugares sagrados

Poco después de las ceremonias previas, con la cabeza inclinada y las manos entrecruzadas por delante, el Papa rezó durante dos minutos, en silencio y mirando hacia el este, en el interior de uno de las mezquitas más importantes de Estambul, mientras centró la atención en asuntos religiosos en la segunda jornada de su visita de tres días a la nación musulmana.

Siguiendo los pasos de su antecesor, Benedicto XVI, quien visitó Turquía en 2006, Francisco rezó junto al gran muftí de Estambul, Rahmi Yaran, que tenían las palmas hacia el cielo durante una oración musulmana dentro de la mezquita del sultán Ahmet del siglo XVII.

Ojalá dios lo acepte «, dijo Yaran al Papa al final de la oración que tuvo como objetivo mostrar respeto por el Islam y fomentar lazos más fuertes entre las dos religiones.

El portavoz del Vaticano, el reverendo Federico Lombardi, calificó el momento como una «adoración» silenciosa.

Lombardi, que estaba detrás del Papa, dijo que Francisco comentó en dos ocasiones al muftí que «adoramos» a Dios y no sólo lo alabamos y glorificamos.

El ambiente era notablemente distinto del primer día, donde se veía al Papa sencillo y frugal algo incómodo con la pompa y el protocolo impuesto por la visita de Estado.

Una vez que el megapalacio del presidente Recep Tayyip Erdogan, la guardia de honor y la escolta a caballo quedaron atrás, el pontífice se dedicó a demostrar respetos a la jerarquía musulmana, saludar a la pequeña comunidad católica y a reunirse con el líder espiritual mundial de los cristianos ortodoxos.

Previamente, el pontífice asintió, sonrió y alzó la vista con asombro cuando Yaran lo guió por el interior de la Mezquita Azul, famosa por sus mayólicas azules y cúpulas en cascada. Escuchó atentamente mientras Yaran explicaba a través de un intérprete ciertos versículos del Corán.

Al obsequiar al Papa una mayólica decorada con un tulipán azul, Yaran dijo que rogaba a Dios que la visita «contribuya a que el mundo se lleve bien y viva en paz».

Necesitamos oraciones. El mundo realmente necesita oraciones», dijo Yaran.

Benedicto XVI visitó Turquía en 2006 en medio de mayores tensiones entre cristianos y musulmanes y el Vaticano añadió al itinerario en el último minuto una parada en la mezquita, en un intento de mostrar su respeto por el islam.

Francisco visitó después la cercana Iglesia de Santa Sofía, el principal templo bizantino de Constantinopla – actual Estambul – antes de convertirse en mezquita tras la conquista musulmana de la ciudad en 1453. La iglesia de Santa Sofía es ahora un museo, aunque algunos grupos islámicos quieren a volver a convertirla en un centro de oración para su fe.

El papa Pablo VI, que realizó la primera visita papal a Turquía en 1967, se arrodilló para rezar en el interior de Santa Sofía, lo que provocó protestas de turcos que afirmaron que había violado el carácter laico del complejo abovedado. Todos los ojos se volvieron hacia Francisco para ver si él haría lo mismo pero, atento para no herir sensibilidades en Turquía, evitó orar dentro del edificio.

A mitad de su recorrido, la llamada musulmana al rezo de la Mezquita Azul se hizo eco en las paredes de mármol de Santa Sofía, ahogando la voz de la directora del museo que escoltó al pontífice en su visita.

Unas pocas decenas de simpatizantes fuera de Santa Sofía ondearon una combinación de la bandera turca y la del Vaticano. Uno de ellos portaba una pancarta en la que podía leerse: «Tú eres Pedro»

Fuente: Excélsior

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