México, DF.- La ley de la vida es clara: nacemos, crecemos, envejecemos y eventualmente morimos, hay poco que se pueda hacer al respecto. La pregunta es ¿Por qué envejecemos? Durante años los médicos han estudiado el comportamiento de las células y su reproducción. Estos estudios han tenido avances tan significativos que en 2009 el equipo conformado por Elizabeth H. Blackburn, Carol W. Greider y Jack W. Szostak fue galardonado con el Premio Nobel de Medicina.
Hay dos elementos clave en este proceso:
Los telómeros, que son los extremos de los cromosomas cuya función principal es mantener la estabilidad estructural de los mismos al momento de la mitosis.
La telomerasa, que es una enzima cuya función principal es la reparación de los cromosomas y en algunos casos el alargamiento de los telómeros.
Cada que una célula se divide los telómeros se acortan hasta que llega un punto en que la célula ya no puede dividirse y ésta muere. Por este motivo se le conoce a los telómeros como el ‘Termómetro Biológico’, ya que desde que nace una célula tiene un número limitado de divisiones.
La telomerasa podría contrarrestar este acortamiento, pero su producción se reduce constantemente desde el nacimiento de una persona, con lo cual la reducción de la longitud de los telómeros es inevitable.
Creo que la forma más fácil de explicarlo es utilizando el ejemplo de una fotocopia, en el momento en que sacamos la primera copia de la página original ésta se verá muy bien, pero cuando saquemos una copia de la copia la calidad irá bajando y poco a poco las letras se irán perdiendo hasta que llegue un momento en el cual el contenido de la hoja sea ilegible.
Desde el momento que empezamos a vivir también empezamos a morir, por lo cual hay que aprovechar lo mejor que podamos el tiempo que tenemos.