MUNDO.- Una gran manifestación, con participación mayoritaria de personas venidas desde los Andes, para exigir la renuncia de la presidenta Dina Boluarte derivó este jueves en Lima en violentos enfrentamientos con las fuerzas del orden.
Al mismo tiempo, en Arequipa, segunda ciudad de Perú, un manifestante murió y otros 10 quedaron heridos durante una batalla campal entre las fuerzas del orden y un millar de indignados que a punta de pedradas intentó tomar por asalto el aeropuerto, siendo repelidos con gases lacrimógenos.
«Lamentamos el fallecimiento de una persona durante enfrentamientos en el puente Añashuayco, vía que se ubica en el norte de la ciudad», indicó en Twitter la Defensoría, que solicitó a la fiscalía una investigación rápida de los hechos para determinar responsabilidades.
El deceso elevó a 45 el total de fallecidos -44 civiles y un policía- desde que estalló la crisis, el pasado 7 de diciembre.
En Lima, la policía intentó evitar con gases lacrimógenos la llegada de un grupo de manifestantes al Congreso, dando lugar a enfrentamientos en la avenida Abancay, en el centro de la ciudad, cuando los manifestantes lanzaron adoquines arrancados de la vereda contra las fuerzas del orden, constataron periodistas de la AFP.
Un periodista de la AFP vio al menos dos heridos y varias detenciones, en tanto que el ministro del Interior, Vicente Romero, cifró en 16 los policías heridos.
«Estamos aquí luchando por nuestra justa razón. Queremos que cierren el Congreso», dijo a la AFP la campesina Ayda Aroni, que llegó desde la región de Ayacucho, 330 km al sureste de Lima.
En Lima, las autoridades desplegaron 11.800 efectivos en las calles para el control de disturbios.
Por la noche un incendio estalló en un antiguo edificio semideshabitado cerca a la plaza San Martín, donde se agrupaban centenares de manifestantes.
«Me encuentro en Lima para defender la patria porque hay mucha corrupción. Dina no nos representa. Vamos quedarnos una semana para seguir marchando», dijo a la AFP Demetrio Jiménez, quien llegó desde Puno.
Los aeropuertos de Cusco y de Arequipa suspendieron sus operaciones por seguridad.
El servicio de ferrocarriles entre Cusco y la ciudadela inca Machu Picchu, joya del turismo de Perú, también se suspendió, informó la compañía operadora. Los manifestantes reclaman la renuncia de Boluarte y la convocatoria inmediata de elecciones.
El secretario general de la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP), cuya organización está detrás de la marcha, pronosticó una protesta de larga duración hasta la dimisión de la presidenta.
«Las marchas continuarán. Todas las regiones del país han dicho que no regresarán a su lugar de origen mientras no renuncie Dina Boluarte», dijo a la AFP Gerónimo López, líder sindical.
Aunque el gobierno decretó el domingo un estado de emergencia por 30 días en Lima, Cuzco, Callao y Puno, lo que permite la intervención de militares, el dirigente sindical precisó que «no hay autorización de la policía, nunca se pide autorización para una manifestación social, no es una obligación».
El jueves las regiones Amazonas y La Libertad, ambas en el norte, y Tacna, esta última en la frontera con Chile, fueron incluidas en el estado de emergencia por 30 días. Con ello casi un tercio del país, que tiene 25 regiones, está afectado por ese régimen.
Boluarte lanzó la noche del jueves una exhortación al diálogo para «trabajar en paz» de cara a sacar adelante el país, en un mensaje por la televisora estatal.
«A las hermanas y hermanos que sí quieren trabajar en paz, que sí quieren llevar el ingreso a sus hogares para sostener sus familias, les digo y también a los que están generando estos actos de protesta, a los que se han trasladado de las provincias a la capital, no me voy a cansar de llamarlos al buen diálogo», dijo Boluarte.
La presidenta reiteró finalmente que los «actos de violencia generados a lo largo de diciembre y ahora en enero no quedarán impunes». Perú vive intensas protestas desde que el 7 de diciembre fue destituido por el Congreso el presidente izquierdista Pedro Castillo y arrestado por un fallido golpe de Estado con el cual intentó cerrar el Parlamento, gobernar por decreto y convocar a una Asamblea Constituyente.
La crisis también refleja la inmensa brecha que existe entre la capital y las provincias pobres que respaldan al presidente Castillo, de origen indígena, y que veían en su elección una forma de revancha contra el desprecio de Lima.
La presidenta Boluarte llamó a la calma el lunes: «Sabemos que quieren tomar Lima por todo lo que está saliendo en las redes el 18 y 19, yo los llamo a tomar Lima, sí, pero en paz, en calma».
Boluarte era la vicepresidenta de Castillo, a quien reemplazó según establece la Constitución, y proviene del mismo partido, pero es vista como una «traidora» por los manifestantes.
Con información de AFP