MUNDO.- El distanciamiento social y el aumento de estrés a causa de la pandemia propiciaron el incremento de enfermedades mentales en la población, como depresión y ansiedad.
También provocó el aumento de trastornos alimenticios, como el síndrome del atracón, la anorexia, la bulimia y la obesidad.
«Hay investigaciones que muestran que los mexicanos subimos entre una y dos tallas, es decir, 5 o 6 kilos en promedio durante todo este tiempo de pandemia, y eso no excluye a los niños», dijo la Dra. Claudia Sotero Árias, directora del Centro de Especialización en Estudios Psicológicos de la Infanci.
Incluso, puso en el foco de los especialistas otros desordenes que no estaban en el espectro, como la vigorexia, que es un trastorno en el que las personas se obsesionan por mantener una extrema condición física, o la ortorexia, en el que cuentan cada caloría que consumen.
«Más allá de lo saludable, hay que estar contando las calorías, hay que estar contando las grasas, hay que estar contando los carbohidratos, entonces hay pequeñitos de 8, 9, 10 años, que dicen no, eso tiene muchos carbohidratos, es que esto se va convertir en azúcar, es que esto si se convierte en azúcar me va subir de peso (…) un exceso y una obsesión por estar preocupándonos en que tipo de comida vamos a ingerir».
De acuerdo a la doctora Sotero, en el pasado los trastornos alimenticios eran característicos de adolescentes, sobre todo mujeres. Hoy en día, se redujo la edad en la que los padecen.
«Hoy estos trastornos es alarmante que vienen alcanzando también a los pequeños entre 8 años en adelante, es decir, pequeños que están por entrar a la primaria alta».
De acuerdo con los especialistas, en la actualidad uno de cada cinco adolescentes está en riesgo de padecer alguno de estos trastornos, sobre todo, por la presencia de distintas páginas en la web que promueven estas conductas.
La sugerencia entonces es vigilar de cerca cualquier cambio de comportamiento en los jóvenes y acudir al terapeuta, en caso de ser necesario.
Constanza Marquet padecía ansiedad antes de la pandemia. Cuenta que detonado por retos y dietas que vio en redes sociales, se obsesionó durante el confinamiento con el conteo de calorías y el peso.
«La pandemia afectó mucho, fue un gran detonante, sin embargo no es el principal. Creo que únicamente es el cerillo que enciende todo lo que va después. Es un proceso muy complicado, principalmente porque lo tenemos muy normalizado, incluso lo celebramos, decir ‘comiste de más, haz ejercicio de más’, come de menos todos queremos bajar de peso y lo encubrimos con decir que es para tener una mejor salud».
Constanza perdió 10 kilos en cuatro meses. Dice que el bajar de peso se volvió una obsesión.
«Empecé a tener problemas físicos, perdí mi periodo, me mareaba todo el tiempo, ya no estaba cómoda con mi cuerpo (…) me dolía todo, perdí mi masa muscular».
Dice que no llegó a estar en «los huesos», sin embargo detectó que su cuerpo ya no estaba bien tras la pérdida de peso. El diagnóstico: anorexia.
«Creo que el estar en los huesos no tiene que ser el momento en que la gente se dé cuenta de que tiene un problema».
Constanza acudió con una nutrióloga, psicólogo y un psiquiatra. Ha mejorado, pero dice que la lucha es de todos los días.
Con información de Noticieros Televisa / «Al aire con Paola» / Karina Cuevas