Foto: Google Maps

Alumnos hacen simulacro de balacera ante violencia en Sonora

MÉXICO.- Ante los constantes eventos de violencia que se registran en el Puerto de Guaymas, Eduardo Alcantar, maestro de la Escuela Primaria 24 de febrero de Guaymas, realiza un simulacro de Código Café, el cual se activa cuando hay balaceras cerca de los planteles educativos.

“¡Abajo, pecho abajo, protéjanse!”, les grita, mientras suena una grabación en audio, los estudiantes se tiran al suelo, siguiendo sus instrucciones.

En menos de 30 segundos, los niños que se encuentran en la tienda escolar y alrededores están tirados en el suelo, mientras el maestro de quinto año del plantel ubicado en la colonia Loma Linda, expresa nuevamente “¡agacha la cabeza, ahí está!”.

En las últimas fechas, maestros han tenido que aplicar el Código Café y mantener a los alumnos a salvo.

Este dispositivo de seguridad se aplica cuando los estudiantes en los planteles se quedan en medio de un enfrentamiento armado.

De acuerdo al Manual de Seguridad Escolar de la Secretaría de Educación Pública (SEP) es prácticamente imposible anticipar cuándo se presentará un enfrentamiento con armas de fuego cerca del plantel educativo, pero si este se ubica en una zona de riesgo es mejor estar preparados una agenda escolar.

Entre las medidas de seguridad se plantea que dispongan de alarmas silenciosas y de timbres distintivos.

Con el apoyo del Comité de Protección Civil y Seguridad Escolar, organizar una red de comunicación con las familias y con las personas cercanas a la escuela.

Pueden ser: vecinos, tenderos, los de la papelería y otros comerciantes de la zona. Será de gran utilidad en caso de cierre de la escuela, ya que las familias necesitan estar informadas y todos pueden ayudar en ese proceso.

Identificar y señalar las áreas seguras dentro y fuera de la escuela: aquellas que tengan muros y techos sólidos, resistentes a los disparos de arma de fuego y puertas firmes.

Si la escuela ha quedado en medio de un fuego cruzado entre grupos criminales o entre éstos y las fuerzas de seguridad, se considere que la escuela no está siendo atacada.

Comunique esto a los padres para que se tranquilicen y hágales saber que el personal está preparado para proteger a sus hijos.

En casos de enfrentamiento con armas de fuego en las inmediaciones de la escuela se pide a los docentes involucrar a los alumnos en acciones de autoprotección y protección solidaria. Integre en cada salón una brigada de protección civil y emergencia escolar. Estos alumnos, de acuerdo con sus capacidades, ayudarán a coordinar la reacción y a proteger a sus compañeros más vulnerables, además de conducir o apoyar a pequeños grupos durante la crisis.

Se recomienda que los docentes, en coordinación con las brigadas de seguridad, diseñen o seleccionen actividades recreativas que eviten la tensión del alumnado, con el fin de aplicarlas en caso de que se presente la emergencia.

¿Qué hacer en caso de un enfrentamiento con armas de fuego en las inmediaciones de la escuela?

El protocolo indica que se deben identificar los indicadores de riesgo: ¿qué tan lejos está la balacera?, ¿se escuchan gritos de la población?, ¿alguna bala alcanzó los muros o las ventanas? El tipo de reacción dependerá del grado de riesgo detectado.

Se debe establecer contacto con las autoridades policiacas y con las autoridades educativas, en especial con la supervisión y con el área de Seguridad Escolar.

Si las autoridades tienen control de la situación, indicarán a la escuela cómo manejarla. En caso contrario, la información que les brinden, junto con la observación de los hechos, les ayudará a tomar decisiones sobre los pasos a seguir.

La alerta se enciende cuando durante la jornada escolar se escuchan detonaciones, sirenas, gritos o se advierte el movimiento de grupos armados o de fuerzas de seguridad cerca de la escuela.

Las consecuencias de estos enfrentamientos incluyen el nerviosismo y otras afectaciones emocionales, ausentismo, alteraciones en el horario escolar y en algunas actividades cotidianas.

Es importante señalar que estas circunstancias no tienen por objetivo atacar las escuelas, sino que sufren una afectación indirecta, al igual que los hogares, los comercios, los centros religiosos y los recreativos situados en zonas de riesgo.

Es necesario, analizar en el Comité de Protección Civil y Seguridad Escolar los hechos violentos en los que se puede ver envuelta la escuela para establecer un protocolo de seguridad.

Luego, compartir el análisis con los demás comités del Consejo Escolar de Participación Social y con ayuda de las autoridades educativas, definan en qué casos flexibilizarán la hora de entrada, considerarán la inasistencia sin suspensión de clases y la salida anticipada o la suspensión.

Con información de El Universal

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