Ciudad de México.- Al sur de la actual Ciudad de México, en las proximidades de las avenidas Coyoacán y Universidad, existió una de 77 pequeñas aldeas teotihuacanas que citaban William T. Sanders y sus colaboradores en su magno proyecto sobre los patrones de asentamiento en esta región.
Teotihuacan abarcó más de 22 kilómetros cuadrados, la metrópoli se expandió en la Cuenca de México con una decena de centros provinciales, un centenar de aldeas entre grandes y pequeñas, centena y media de villorrios, y nueve recintos ceremoniales.
En 1977, a propósito de lo que sería la construcción del Centro Corporativo Bancomer, se llevó a cabo unsalvamento arqueológico que permitió el reconocimiento de dicha aldea. Cuatro décadas después de esa primera exploración, arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) han regresado al espacio para ampliar el conocimiento sobre ese antiguo caserío.
Un equipo, a cargo del experto de la Dirección de Salvamento Arqueológico (DSA), Alberto Mena Cruz, excava distintos contextos prehispánicos que se localizan entre el frente del edificio (concebido por el arquitecto Juan Sordo Madaleno con José Adolfo Wiechers y Augusto H. Álvarez) y la acera de Real de Mayorazgo.
El arqueólogo refirió que el área potencial es la sección sur del predio Universidad 1200, siendo aquí donde comenzó el asentamiento prehispánico de Xoco, “Lugar junto a los tejocotes”, en Coyoacán.
Pese al nombre náhuatl del barrio que hace referencia a su ocupación en el periodo Posclásico Tardío (1300-1521 d.C.), el espacio tuvo un dilatado proceso que comenzó alrededor de 100 d.C., con el advenimiento del Estado teotihuacano en la época Clásica.
Los restos arquitectónicos, la tipología cerámica, piezas líticas y enterramientos que han ido registrando en los diferentes frentes de excavación, señalan que esta pequeña aldea teotihuacana tuvo su auge hace mil 700 años, entre las denominadas fases Tlamimilolpa y Xolalpan (225 – 550 d.C.).
Alberto Mena explicó que han identificado diversos contextos: desde las huellas de antiguos arroyos que se alimentaban de los ríos Churubusco y Magdalena; a las evidencias arquitectónicas de unidades habitacionales; círculos de piedra que tuvieron una función ritual o para contener el agua, y una treintena de enterramientos humanos, así como de un par de cánidos.
Alberto Mena Cruz concluyó que a más de 10 meses de exploración se ha ido conformando una idea del asentamiento tipo aldeano que se estableció ahí hace mil 700 años, pero quedan interrogantes acerca del modo de vida y el sustento de sus habitantes.
Los restos de esas viviendas teotihuacanas quedarán protegidas dentro del proyecto inmobiliario que se realizará en el predio.
Con información de Noticieros Televisa