Sri Lanka. – La cifra de muertos en los ataques del Domingo de Pascua en Sri Lanka subió el lunes a 290 personas, según la policía del país.
Más de 500 personas resultaron heridas, indicó el portavoz policial Ruwan Gunasekara. Nueve explosiones golpearon iglesias, hoteles de lujo y otros lugares, en la peor jornada de violencia desde el fin de una devastadora guerra civil hace una década.
Las autoridades levantaron el lunes el toque de queda impuesto la noche anterior. Las calles de la capital, Colombo, amanecieron casi vacías y con la mayoría de las tiendas cerradas en medio de un fuerte despliegue de policías y militares. Clérigos y curiosos se congregaron en el Santuario de San Antonio, mirando desde el otro lado del perímetro de seguridad a una de las iglesias afectadas por las explosiones.
Múltiples explosiones cimbraron tres iglesias y cuatro hoteles de lujo en Sri Lanka durante la misa por el Domingo de Pascua, dejando al menos 207 muertos. Se trata del peor acto de violencia en el país desde que la guerra civil terminó hace una década. Más de 30 personas fallecidas son extranjeras. Las explosiones tuvieron lugar en iglesias de la capital, Colombo, y en pueblos vecinos y hoteles, incluidos Shangri-La, Kungsbury y Cinnamon Grand. Al menos 450 personas resultaron heridas y se encuentran bajo cuidado médico, señaló vía telefónica un empleado del Hospital Nacional de Sri Lanka.
Previamente, el Primer Ministro, Ranil Wickremesinghe, dijo que su gobierno está tomando acciones inmediatas para contener la situación. Hasta la mañana de este domingo, siete personas fueron detenidas en relación con la cadena de explosiones, informó Reuters. Se ha llamado a una reunión de emergencia de seguridad para revisar los ataques que aparentemente fueron coordinados, señaló por teléfono Harsha De Silva, ministro de reforma económica y distribución pública.
Los vehículos de la policia y de los equipos de emergencia bloquearon la entrada del Hotel Shangri-La en Colombo, que muestra un daño visible, incluidos cristales rotos arriba de la entrada principal, donde se ubicaba una cafetería. Los ataques marcan el regreso de la violencia para el país de 21 millones de habitantes que todavía se recupera de una brutal guerra civil que duró 26 años y terminó en 2009 tras dejar al menos 100 mil muertos.
Divisiones étnicas y religiosas han separado a la isla-nación por décadas. Los católicos, divididos entre la mayoría cingalesa y la minoría tamil, representan el 6.5 por ciento de los 20.4 millones de habitantes de Sri Lanka, según el censo nacional de 2012.
“Esto generará un gran golpe a la industria del turismo. Ello afectará la afluencia y la estabilidad de la rupia”, señaló Adrián Perera, oficial en jefe de operaciones de Equicapital Investments en Colombo.
“Si la situación de seguridad no es estable, la inversión extranjera directa también recibirá un golpe, especialmente para la industria. El presupuesto gubernamental se descarrilará. Los extranjeros dejarán acciones y bonos”, agregó.
Tras los atentados, las autoridades declararon un toque de queda nacional y cerraron el acceso a las redes sociales y servicios de mensajería, además recomendaron a los habitantes a permanecer en sus casas y abstenerse de acercarse a las zonas próximas a las detonaciones. Asimismo, todas las escuelas en Sri Lanka permanecerán cerradas el lunes y martes próximos, mientras en el aeropuerto internacional Bandaranaike de Colombo se extremaron los controles de seguridad, por lo que a los pasajeros se les recomienda presentarse en la terminal cuatro horas antes de su hora de salida.
El inspector general de la Policía de Sri Lanka, Pujuth Jayasundara, había advertido a oficiales de alto rango de una amenaza de posibles ataques del grupo islamista Thowheeth Jamaath Nacional (NTJ) contra iglesias prominentes y la legación diplomática india en Colombo, 10 días antes de los atentados de este domingo. El NTJ es un grupo musulmán radical de Sri Lanka que se dio a conocer el año pasado cuando fue implicado en actos vandálicos contra estatuas budistas.
Con información de El Financiero.