MÉXICO.- Aún con miedo, habitantes de Cerocahui comenzaron a salir para realizar sus actividades, luego de tres días de encierro obligado por el temor a lo sucedido.
«¿A qué salimos? A toparnos por ahí a los malandros, mejor no (…) ¿Cómo era vivir aquí antes de lo que sucedió con los padres? Muy tranquilo, muy tranquilo (…) ¿Cómo cambió el pueblo en estos años? Ahorita ya no se puede, ya no se puede vivir», dijo don Procopio, habitante de Cerocahui, Chihuahua.
En calles, caminos y brechas cercanas a Cerocahui y de todo el municipio de Urique se vio mayor presencia de vehículos y personas armadas, así como del convoy del Ejército.
«Tenemos como objetivo prioritario recuperar la paz en la zona (…) dar y detener a los responsables de estos hechos a lamentables y garantizar la seguridad de la comunidad», informó Luis Ángel Aguirre Rodríguez, subsecretario de Estado Mayor de la Secretaría de Seguridad Pública de Chihuahua.
Un convoy salió de la parte trasera de la iglesia donde asesinaron a los sacerdotes jesuitas y al guía de turistas. Ahí se instaló un puesto de comando y base de operaciones mixtas.
«En la zona está trabajando personal especializado de la Secretaría de la Defensa Nacional, grupos especializados de investigación, grupos aerotransportados, grupos tácticos, también tenemos la presencia de Guardia Nacional en sus diferentes divisiones, la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, existe personal del grupo SWAT y el grupo de operaciones tácticas de la Fiscalía General del Estado».
Patrullas y vehículos artillados sin logotipos vigilan la sierra Tarahumara y sus comunidades, incluyendo esta pista aérea de terracería, ubicada cerca de Cerocahui en donde podrían aterrizar aeronaves pequeñas.
«¿Cómo se siente con la llegada de las autoridades? Nos sentimos a gusto, tranquilos (…) claro que se siente más protegido, verdad (…) Que se queden», agregó doña Mary, habitante Cerocahui, Chihuahua.
Con información de N+ / Francisco Santa Anna