MUNDO.- Es probable que el aumento de las temperaturas debido a la crisis climática influya en los patrones de migración humana, concluye un estudio del University College London publicado en PLOS Climate.
En la última década, las olas de calor fueron frecuentes y las temperaturas de la superficie fueron las más cálidas jamás registradas. A medida que el planeta se calienta, se espera que muchas personas abandonen sus hogares para escapar de las temperaturas extremas. Sin embargo, aún no se conoce con exactitud el papel del calor en las migraciones humanas.
Para esclarecer esta relación, el equipo liderado por Rita Issa llevó a cabo una revisión de documentos de investigación, informes anuales, documentos de trabajo, documentos gubernamentales y literatura científica que examinaban el impacto del calor en la migración humana o el calor que experimentan los migrantes a lo largo de su viaje.
De los 32 estudios que analizaron cómo afecta el calor a la migración, la mitad hallaron una correlación entre la exposición al calor y la probabilidad de que una persona emigre.
La gran mayoría de los 18 estudios que evaluaron los efectos del calor en los migrantes mientras viajan informaron de repercusiones negativas para la salud, como enfermedades relacionadas con el calor, estrés térmico y muerte prematura.
La investigación también señala que las personas sufrían más las consecuencias del calor cuando vivían en regiones con infraestructuras deficientes, o tenían adaptaciones insuficientes en el lugar de trabajo, un nivel educativo más bajo y un estatus socioeconómico bajo.
Las conclusiones del nuevo estudio sugieren que el calor probablemente influye en los patrones de migración humana, incluido el momento en que las personas se trasladan, los riesgos a los que se enfrentan por el camino y el calor que pueden experimentar una vez que se asientan.
Sin embargo, el hecho de que sólo la mitad de los estudios incluidos hallaran una correlación entre el calor y la migración sugiere que el calor no es el único factor que impulsa la migración.
Los investigadores señalan que no hay estudios que indiquen un «umbral de temperatura» a partir del cual las personas migren con seguridad.
En su lugar, proponen el desarrollo de formas aceptadas de comparar las mediciones de temperatura, los efectos del calor y los factores ambientales que causan la migración, lo que, en su opinión, respaldaría los esfuerzos futuros por estudiar a los migrantes climáticos y promulgar políticas que los protejan de cualquier daño.
«La migración es una respuesta adaptativa válida al calor extremo –añaden–. Parte de la razón por la que no hay una temperatura determinada a la que la gente emigrará es instituir medidas adaptativas que limiten las consecuencias del calor extremo, como vemos en lugares como la UEA, donde el aire acondicionado se utiliza ampliamente. Sin embargo, a menudo los más pobres y marginados siguen siendo vulnerables a las temperaturas extremas, incluidos los emigrantes».
Estas conclusiones ofrecen una doble oportunidad de acción, según apuntan: «una política decisiva para limitar el calentamiento global en sentido ascendente, mediante la reducción de las emisiones de carbono y otros gases de efecto invernadero; y estrategias adaptativas que tengan en cuenta la vulnerabilidad humana -que abarquen la planificación urbana, las adaptaciones ocupacionales, la modificación de los hogares y más- para ayudar a disminuir los impactos del calor en la salud humana, el bienestar y la productividad».
Con información de Europa Press