MUNDO.- Tras el tiroteo del martes en la primaria Robb de Uvalde, Texas, las autoridades se comprometieron a investigar y conocer el perfil de Salvador Ramos, el atacante.
“Es importante para nosotros entender por qué quiso hacer esto el atacante, quién es este hombre, el sospechoso y lo vamos a averiguar”, dijo Víctor Escalón, director regional del Departamento de Seguridad Pública del sur de Texas.
Mientras se revelan los detalles, así lo definió su madre, Adriana Martinez.
“Era bien calladito, bien callado (…) no le molestaba a nadie, no le hacía nada a nadie”.
A pesar de que así lo describe, la realidad parece ser totalmente opuesta.
Salvador Ramos pasará a la historia como el asesino de 19 niños y dos adultos, en una de las peores masacres estudiantiles en los Estados Unidos.
Salvador tenía 18 años, según las autoridades, sin antecedentes penales ni antecedentes de salud mental.
En Uvalde, una población con 16 mil habitantes, no han podido superar la tragedia.
“¡Ahí estaba mi nieta! ¡Y era una niña inocente! ¡Le encantaba la escuela y ya quería que empezara el verano! ¡Y ya no pudo! ¡Y me duele el corazón porque nunca jamás, nunca jamás estaré con mi bebé! ¡Y algo tienen que hacer al respecto! ¡Que no nos olviden! ¡Los bebés, los niños, no los olviden, por favor! ¡Hagan algo, se los ruego! ¡Se los ruego, todos este grupo, todos los que vivieron, estos bebés inocentes que no sabemos lo que vivieron! ¡Por favor, oigan nuestras voces! ¡Por favor, oigan nuestras voces! ¡Se los ruego!», dijo Laura, abuela de Amerie Garza.
“Se me parte el corazón. Duele. Unos niños. Me duele el corazón. No se merecían nada de esto. Me duele el corazón y… que tuvieran que pasar por eso”, comentó Jennikyn, adolescente de Uvalde, Texas.
“Yo anoche recibí llamadas de agentes que estuvieron en el tiroteo, que también necesitan un apoyo, toda la comunidad, autoridades, médicos, familias, necesitamos orar, necesitamos unirnos”, señaló el padre Jaime Panyagua, párroco de San José en Del Río Texas.
A pesar del dolor, tienen temor de hablar sobre el asesino, no se quieren meter en problemas. Ese temor a hablar se repite en el vecindario donde Salvador vivía con sus abuelos e incluso entre quienes trabajaron con su madre.
Se sabe que Salvador era un joven solitario, que había dejado la preparatoria y no vivía con su madre.
“Él no vivía conmigo”.
Y quizás por eso, esta reflexión en voz alta de Adriana Martínez, madre de Salvador.
“A que se acercaran más a sus niños, en vez de poner atención a las cosas”.
Para tratar de conocer más sobre el perfil de Salvador Ramos investigan, entre otros, el FBI, el CBP, la patrulla fronteriza y los alguaciles del condado.
Con información de Noticieros Televisa / Francisco Santa Anna