MÉXICO.- Martha es originaria de la Costa Chica de Guerrero. Nació en Mixtecapa, una pequeña comunidad del municipio de San Luis Acatlán, de apenas 693 habitantes.
Esta comunidad indígena, que como muchas otras, se rige por sus usos y costumbres, como el matrimonio infantil.
Cuando tenía 11 años, el padre de Martha intentó casarla a cambio de saldar una deuda.
«Yo a los 11 años mi papá tenía una deuda en la cual no podía pagar y me estaba haciendo como el intercambio de esa deuda», contó Martha Porfirio Portillo.
En aquella ocasión, afortunadamente no lo logró, pues ella insistió tanto que su papá desistió de la idea.
Sin embargo, hubo un segundo intento. Esta vez, sí lo lograron.
«Unos hombres… yo realmente desconozco de quienes eran, fueron por mí y pagaron por mí para que yo me fuera y fui obligada a ir a vivir con esta persona, era mucho, mucho mayor que yo, pero me acuerdo que apenas iba a cumplir 15 años, me acuerdo».
De acuerdo con cifras de «Save the Children», más de 6 mil mujeres entre 12 y 17 años han contraído matrimonio o empezaron a vivir en concubinato en el último año.
Un fenómeno que se presenta sobre todo en los estados de Guerrero, Hidalgo, Chiapas y Oaxaca, en donde los derechos a la educación, la salud y a una vida libre de violencia de casi 300 mil niñas, son violados al haberlas forzado a contraer matrimonio con hombres mayores, lo que provoca altos niveles de violencia emocional, física y sexual en su contra.
Y así ocurrió con Martha, quien fue víctima de maltratos y violencia física por parte de su concubino. Hasta que finalmente pudo escapar.
Pero tampoco pudo regresar a casa, así que se dedicó a estudiar y a trabajar, hasta que terminó la Licenciatura en Partería.
Ahora, a sus 24 años, trabaja en su comunidad como partera, colaborando con la organización «Yo quiero, yo puedo», que lanzó recientemente la campaña «Ayúdalas a no llegar al altar», mediante la cual pretenden concientizar a la sociedad sobre el matrimonio infantil que aqueja actualmente a millones de niñas en nuestro país.
En entrevista con Paola Rojas, la doctora Martha Givaudan, directora de «Yo quiero, yo puedo», habló sobre las acciones que realiza la organización.
«Nosotros tenemos una campaña que empezó con un espectacular de una feria de bodas, sustituyendo la imagen por una niña para concientizar sobre este tema. Estamos poniendo este tema en la mesa para trabajar más en comunidades donde tenemos programas comprobados de que se puede lograr que se cambien los usos y costumbres y se termine con este problema».
Señaló que recientemente la Comisión de Justicia de la Cámara de Diputados aprobó una ley para prohibir el matrimonio infantil.
«Sin embargo, esto no es aplicable en las comunidades indígenas. (…) No hay un registro fidedigno de realmente qué sucede y la ley aquí no aplica. Es necesario trabajar con toda la comunidad para que se pueda lograr un cambio. Es un proceso que además lleva años».
Para que el mensaje pueda permear, Martha Givaudan explicó que comienza con un trabajo de talleres participativos con mujeres.
«Y poco a poco se van también incluyendo a los hombres. Las autoridades en un inicio tienen que dar su visto bueno de que podamos trabajar aquí, pero es un proceso que requiere de todos los miembros de la comunidad. Tiene que ser un cambio donde los usos y costumbres y las cartas de leyes de la comunidad puedan cambiar para que sea permanente. Un trabajo integral», agregó.
Para quienes deseen apoyar, pueden consultar la página yoquieroyopuedo.org.mx.
Con información de Noticieros Televisa / Foto: YouTube Yo quiero yo puedo ONG