México. – Fitch Ratings bajó la calificación crediticia de México, mientras Moody’s degradó de estable a negativa su perspectiva para el país.
Ambas calificadoras coincidieron en el menor crecimiento económico, los riesgos para las finanzas públicas y el deterioro de las finanzas de Petróleos Mexicanos (Pemex). Según Fitch Ratings, decidió recortar la calificación de México en moneda extranjera a largo plazo y moneda local de BBB+ a BBB, modificando la perspectiva de negativa a estable, debido a una combinación de mayor riesgo para las finanzas públicas del gobierno soberano, por el deterioro del perfil crediticio de Pemex.
Asimismo, por la debilidad de la perspectiva macroeconómica del país, que se ve agravada por las amenazas externas de las tensiones comerciales, cierta incertidumbre de la política interna y las constantes restricciones fiscales. Explicó que el impacto del pasivo contingente de Pemex pesa sobre el perfil de crédito soberano, pues los diferenciales de la deuda de la empresa estatal sobre la deuda soberana aumentaron sustancialmente en el primer trimestre de 2019, lo que llevó al gobierno a aumentar el apoyo a ésta.
Añadió que el costo fiscal de ese apoyo representa 0.2 por ciento del PIB al presupuesto en capital y los impuestos menos efectivos, pero a su juicio, no es suficiente para brindar una solución a largo plazo o evitar un deterioro continuo en el perfil crediticio de la petrolera. Aunado a esto, el crecimiento de México continúa por debajo de su potencial y los riesgos son magnificados por las amenazas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de imponer aranceles en México a partir del 10 de junio.
Por su parte, Moody’s cambió la perspectiva de México de estable a negativa, pero confirmó las calificaciones de la emisión de deuda tanto en moneda local, como en moneda extranjera, en A3. En un comunicado indicó que su decisión de cambiar la perspectiva de las calificaciones de México fue motivada por el debilitamiento del marco de política en dos aspectos clave, con potenciales implicaciones negativas para el crecimiento y la deuda.
Primero, explicó Moody’s, el grado de predictibilidad y efectividad de las políticas económicas en México se ha debilitado, con mensajes encontrados, anuncios de políticas inesperadas y su posterior reversión, como fue el caso reciente de falta de claridad sobre el uso del fondo de estabilización de los ingresos petroleros. Esto, indicó, son situaciones que introducen incertidumbre y disminuyen la posibilidad de poder predecir las políticas, circunstancia que está afectando el sentir de los inversionistas y las perspectivas de crecimiento.
En segundo lugar, abundó, un menor crecimiento económico, aunado a cambios en la política energética y al papel que juega Pemex, introducen riesgos para la perspectiva fiscal de mediano plazo, a pesar del compromiso del gobierno con mantener una política fiscal prudente en el corto plazo. Moody’s prevé un año difícil para la economía y espera que el crecimiento se desacelere a 1.5 por ciento en 2019 de 2 por ciento en 2018, con riesgos dada la debilidad persistente de la inversión privada. A lo que se suma el extenso mandato que esta administración ha dado a Pemex, que sugiere que la necesidad de apoyo financiero del gobierno a la empresa puede ser significativo desde el punto de vista crediticio soberano.
Con información de Milenio.