BRASIL – El gobierno brasileño envió tropas federales para contener una ola de violencia desencadenada por facciones criminales en el estado de Ceará (noreste), en la primera crisis de seguridad a la que se se enfrenta la presidencia de Jair Bolsonaro.
La orden fue firmada por el ministro de Justicia y Seguridad Pública, Sergio Moro, ante la multiplicación de «ataques a autobuses, edificios públicos (…) y tentativas de explosión de obras públicas», relacionados «con acciones de grupos criminales», indica la ordenanza ministerial.
Moro ordenó el envío de unos 300 miembros de la Fuerza Nacional, por un lapso de 30 días, a pedido del gobernador de Ceará, un estado de 9 millones de habitantes.
Se reportaron ataques en Fortaleza, la capital, y en una quincena de localidades, principalmente de la región metropolitana. Unas 45 personas fueron detenidas, de acuerdo con un informe oficial divulgado al mediodía del viernes.
Informes de inteligencia publicados por la prensa atribuyen la ola de violencia a una reacción contra modificaciones en el régimen carcelario y a la decisión de poner fin a la separación de reclusos por facciones que controlan los presidios.
Fotos publicadas por los medios locales mostraban avenidas de Fortaleza vacías en pleno día y amontonamientos de basura en localidades donde los servicios de recolección están suspendidos desde los primeros ataques.
Moro había desconsiderado el jueves un primer pedido de envío de tropas, pero el viernes acabó por aceptarlo.
El gobernador de Ceará, Camilo Santana, es miembro del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda), derrotado en las elecciones por Bolsonaro, un excapitán del Ejército que hizo una virulenta campaña antiizquierdista.
El nuevo presidente dijo que Moro fue «hábil, rápido y eficaz» y aseguró que atendió «a una necesidad del pueblo de Ceará», sin consideraciones acerca del hecho de que «el gobernador reelecto 1/8de ese Estado 3/8 es un opositor radical» al gobierno federal.
Así y todo, afirmó que a las autoridades cearenses les faltó exponer «la real necesidad de la presencia de la Fuerza 1/8Nacional 3/8 ante su incapacidad de resolver el problema».
Varias ciudades de Ceará ya fueron blanco de ataques simultáneos el marzo pasado, tras la instalación de bloqueadores de señal de teléfonos celulares en las cárceles.
Brasil suma la tercera mayor población carcelaria del mundo con 726.712 presos (en 2016), que generalmente viven en condiciones de hacinamiento sórdido y bajo el mando de facciones que se disputan el control del tráfico de drogas y se libran a frecuentes y sangrientos ajustes de cuentas.
Con información de AFP