MUNDO.- Las autoridades brasileñas empezaron rápidamente a lanzar investigaciones y medidas judiciales desde la noche del domingo, luego del asalto de seguidores del expresidente Jair Bolsonaro al Congreso, el palacio presidencial y la corte suprema, en un ataque condenado por la comunidad internacional.
En unos incidentes que recuerdan los ataques al Capitolio en Washington hace dos años por simpatizantes del entonces presidente estadounidense Donald Trump, miles de bolsonaristas traspasaron las barreras policiales y penetraron las sedes del poder en Brasilia, destrozando ventanas y vandalizando oficinas.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, que había ido a Araraquara, en el estado de Sao Paulo (sureste), para observar los desastres causados por inundaciones recientes, volvió en la noche del domingo a Brasilia para constatar los daños en el palacio presidencial y el máximo tribunal.
«Los golpistas que promovieron la destrucción del patrimonio público en Brasilia están siendo identificados y serán castigados», escribió en Twitter.
«Democracia siempre», añadió el mandatario, que despachará el lunes desde el palacio presidencial pese a los destrozos.
Los disturbios, que dejaron al menos 300 personas detenidas, según informó la Policía Civil del Distrito Federal, provocaron una primera respuesta de las instituciones brasileñas.
La Fiscalía general solicitó abrir inmediatamente investigaciones que lleven a la «responsabilización de los involucrados» en los ataques contra las sedes de los poderes en Brasilia.
El gobernador del distrito de Brasilia, Ibaneis Rocha, aliado de Bolsonaro, pidió disculpas a Lula y calificó a los responsables de «verdaderos terroristas».
«En ningún momento pensamos que estas manifestaciones tomarían tales proporciones», afirmó.
Rocha despidió al jefe de seguridad de la capital, Anderson Torres, que había sido ministro de Justicia de Bolsonaro.
Pero a su vez el magistrado del Supremo Tribunal Federal (STF) Alexandre de Moraes ordenó a Rocha apartarse por 90 días de su cargo.
La Abogacía General de la Unión (AGU) pidió al Supremo Tribunal Federal (STF) ordenar el arresto de Torres y «otros agentes públicos responsables por acciones u omisiones», según varios medios locales.
Moraes también ordenó la desocupación total «en 24 horas» de los campamentos levantados frente a cuarteles militares por seguidores de Bolsonaro descontentos por su derrota ante Lula en el balotaje presidencial del 30 de octubre.
A lo largo del día, una marea humana vestida de amarillo y verde, colores de la bandera nacional pero cooptados por los bolsonaristas, ocupó las sedes del Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial en la capital brasileña (centro).
Los bolsonaristas pedían una «intervención militar» para desandar el gobierno de Lula, inaugurado hace una semana como presidente de Brasil por tercera vez, luego de gobernar la primera economía latinoamericana entre 2003 y 2010.
Lula denunció un «gesto antidemocrático» como «nunca se había hecho en la historia» de Brasil anunció castigos legales contra los responsables de los destrozos y «quiénes los financian».
En un tuit, Bolsonaro, que partió a Estados Unidos dos días antes de la investidura de Lula, condenó los «saqueos e invasiones de edificios públicos».
En otro mensaje el ultraderechista rechazó las acusaciones «infundadas» de su sucesor. Por su parte, Lula declaró que los «discursos» del expresidente de extrema derecha habían «estimulado» a los «vándalos fascistas» a llegar a invadir las sedes de la Presidencia, el Congreso y el Supremo Tribunal Federal (STF) en Brasilia, edificios vecinos ubicados en la denominada Explanada de los Ministerios.
En el mundo, numerosos dirigentes condenaron la toma de las sedes del poder en Brasilia.
El presidente estadounidense, Joe Biden, lo resumió en una palabra: «escandaloso».
Los mandatarios de Francia, España, Argentina, Colombia, Venezuela, Cuba y Chile, entre otros, también rechazaron el ataque.
Durante varias horas los bolsonaristas se adueñaron del centro de poder en Brasilia. Aunque las autoridades habían acordonado la zona, los manifestantes lograron abrirse paso a la fuerza, saltar vallas y congregarse en el techo del Congreso, de arquitectura modernista, constató un reportero de la AFP.
Un policía fue tirado de su caballo y golpeado por la multitud. En tanto que al menos cinco reporteros también fueron agredidos, según un sindicato de periodistas, entre los que se cuenta un fotógrafo de la AFP.
La marea humana irrumpió en el Congreso nacional, con muchos manifestantes ondeando banderas brasileñas en un tinte patriótico.
Los daños en los edificios, tesoros de la arquitectura, son considerables. Cuadros de un valor inestimable fueron dañados, como «Mulatas», de Di Cavalcanti, según fotografías que circulan en redes sociales.
De acuerdo con la cadena de televisión CNN, manifestantes incendiaron la alfombra del Congreso, que tuvo que ser inundado para apagar el incendio.
Y miembros del gobierno de Lula denunciaron el robo de armas y municiones del Palacio de Planalto.
Inicialmente sobrepasadas por los manifestantes, las autoridades retomaron el control del centro del poder en Brasilia, luego de que el jefe de Estado colocara las fuerzas del orden local bajo control federal.
Condena mundial por asalto de seguidores de Bolsonaro
Desde Estados Unidos a China, pasando por la Unión Europea y América Latina, numerosos países condenaron el asalto de simpatizantes del expresidente ultraderechista brasileño Jair Bolsonaro al Congreso, el Tribunal Supremo y el palacio presidencial, que algunos consideran un «intento de golpe de Estado» y «fascista», y expresaron su apoyo inquebrantable al mandatario Luiz Inácio Lula da Silva.
Estas son las principales reacciones:
El presidente Joe Biden calificó sucedido de «escandaloso» y su asesor de seguridad nacional Jake Sullivan, dijo que Washington «condena cualquier intento de socavar la democracia».
«Nuestro apoyo a las instituciones democráticas de Brasil es inquebrantable. La democracia de Brasil no se verá sacudida por la violencia», señaló Sullivan en Twitter.
China «se opone firmemente al ataque violento» contra las sedes del poder en Brasil, declaró el portavoz de la cancillería, Wang Wenbin, destacando que Pekín «apoya las medidas tomadas por el gobierno brasileño para calmar la situación, restaurar el orden social y preservar la estabilidad nacional».
Canadá también condenó la intrusión y manifestó su «apoyo al presidente Lula y a las instituciones democráticas de Brasil».
«El respecto del derecho democrático de las personas es primordial en toda democracia», escribió en su cuenta de Twitter el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau.
El presidente Alberto Fernández expresó su solidaridad con el gobierno de Lula «frente a este intento de golpe de Estado» y, como presidente de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), llamó a la región a unirse contra «la reacción antidemocrática».
«Reprobable y antidemocrático el intento golpista de los conservadores de Brasil azuzados por la cúpula del poder oligárquico, sus voceros y fanáticos», dijo el presidente izquierdista Andrés Manuel López Obrador en la misma red social.
«Lula no está solo, cuenta con el apoyo de las fuerzas progresistas de su país, de México, del continente americano y del mundo», añadió.
«El fascismo decide dar un golpe», tuiteó el presidente colombiano Gustavo Petro. «Las derechas no han podido mantener el pacto de la no violencia. Es hora urgente de reunión de la OEA si quiere seguir viva como institución y aplicar la carta democrática», añadió.
También en Twitter el mandatario venezolano Nicolás Maduro rechazó «de manera categórica la violencia generada por los grupos neofascistas de Bolsonaro que han asaltado las instituciones democráticas del Brasil» y respaldó a Lula y al pueblo brasileño «que seguramente se movilizará en defensa de la Paz y de su presidente».
El presidente Gabriel Boric calificó el ataque de «impresentable». El gobierno ha anunciado que está impulsando junto con otros países una sesión extraordinaria del Consejo Permanente de la OEA «para respaldar la democracia y el Estado de derecho en Brasil».
«Negados a reconocer un triunfo de la alternativa, los bolsonaristas de .Brasil son émulos de los trumpistas que asaltaron el Capitolio de .Washington. .NoAlGolpe. Solidaridad total con @LulaOficial», afirmó categórico en Twitter el presidente cubano Miguel Díaz-Canel refiriéndose a la toma por asalto del Congreso estadounidense en 2021 por partidarios del exmandatario Donald Trump.
«Los fascistas siempre buscarán tomar por la fuerza lo que no lograron en las urnas», señaló el presidente boliviano Luis Arce en Twitter, quien también se solidariza con Lula.
El presidente Guillermo Lasso tachó en Twitter de «irrespeto y vandalismo» las acciones perpetradas por los seguidores de Bolsonaro porque «atentan contra el orden democrático y la seguridad ciudadana». Quito respalda a Lula y su gobierno «legalmente constituido».
«Rechazo el uso de la violencia y el intento de asalto del Congreso y la presidencia en Brasil», escribió la presidenta de Perú, Dina Boluarte, en su cuenta de Twitter al tiempo que manifestó su solidaridad con el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva.
Más temprano,la cancillería peruana dijo condenar el asalto y «cualquier intento de desconocer la legitimidad de las elecciones de octubre 2022» que ganó Lula.
Mismo tono en República Dominicana, cuyo presidente Luis Abinader expresó «el más enérgico repudio y condena a los injustificables actos de violencia contra los poderes del Estado y la democracia en Brasil».
El secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA) Luis Almagro condenó «el ataque a las instituciones en Brasilia, lo cual constituye una acción repudiable y un atentado directo a la democracia». «Estas acciones son inexcusables y de naturaleza fascista», afirmó en un tuit.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) «repudia los ataques a las instituciones y la violencia en Brasilia» y lo calificó de «ataque a la democracia», afirmó en un comunicado en portugués.
«El derecho de reunión debe ser pacífico, sin armas y con estricto apego al estado de derecho», insistió.
«Apoyo total al presidente Lula da Silva, democráticamente elegido por millones de brasileños tras unas elecciones justas y libres», afirmó el presidente del Consejo Europeo, el belga Charles Michel, en Twitter.
También le apoya el jefe de la diplomacia de la Unión Europea, el español Josep Borrell, quien dijo estar «consternado» por esta «violencia extremista».
La presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, afirmó estar «profundamente preocupada».
La Comunidad de países del Caribe (Caricom) manifestó que condena «la invasión violenta de edificios gubernamentales ocurrida en Brasilia» y agregó que «los involucrados deben rendir cuentas», al tiempo que llamó a un rápido retorno al orden y reafirmó su compromiso con la democracia.
El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, afirmó que apoya «el gobierno democrático elegido en las urnas» y condenó «la actuación de los grupos que se oponen a los resultados legítimos».
El presidente francés, Emmanuel Macron, llamó a «respetar las instituciones» de Brasil y expresó el «apoyo indefectible de Francia» a Lula.
La jefa del gobierno italiano, la ultraderechista Giorgia Meloni, estimó que «las imágenes de la irrupción en las sedes de las instituciones son incompatibles con cualquier forma de desacuerdo democrático» y pidió «la vuelta a la normalidad.
El jefe de gobierno alemán, Olaf Scholz, condenó el lunes el asalto, que tildó de ataque «intolerable» a la democracia, y expresó su apoyo a Lula.
Con información de AFP