MÉXICO.- Nadar, aseguran los científicos, es un complemento fundamental para desencadenar tanto mejoras físicas como mentales.
Las antiguas civilizaciones, como los griegos y romanos los habían porque la natación formaba parte del entrenamiento militar y, además, concedía una distinción social entre el resto de la población.
Para los egipcios, la natación era parte fundamental de la educación y bajo esta premisa surge ‘Brazada Abrazada’, un proyecto dirigido por Antonio Argüelles, el cual mediante actividades acuáticas fomenta el aprendizaje y desarrollo de los niños de escasos recursos o huérfanos.
Antonio Argüelles es el primer mexicano y la séptima persona en el mundo en culminar uno de los retos más difíciles de la natación en aguas abiertas: los siete mares.
Este desafío lo conquistó a los 58 años por lo que estableció un récord mundial en ser la persona de mayor edad en completarlo.
Desde hace un tiempo, Antonio se ha propuesto una nueva aventura: ‘Brazada Abrazada’ o como él le llama, conquistar el octavo mar.
El objetivo es brindar a los niños la experiencia de aprender a nadar y vincularlos a su comunidad.
Tal es el caso de la población infantil del internado Coronel J. Cruz Gálvez, ubicado en Hermosillo, Sonora.
Poco a poco, y con ayuda de donaciones, esta ola literal de esparcimiento y conocimiento ha inundado otros lugares de Sonora.
Durante el verano esta brazada llegó a la comunidad Seri de Punta Chueca.
La escuela de verano se enfocó en fortalecer la identidad de la comunidad, así como desarrollar la motricidad de los niños mediante la práctica de habilidades acuáticas.
Pero esta ola de ayuda continúa creciendo, buscando abrazar a más niños de México.
En entrevista con Paola Rojas, Antonio Argüelles, habló sobre cómo inició este proyecto.
«Después de terminar 7 mares me puse como objetivo ir a dar pláticas a cualquier escuela pública que me lo pidiera, y en una de ellas en Hermosillo un niño me preguntó ‘¿A los cuántos años aprendiste a nadar?’ y le dije ‘a los 3, 4’. Me dijo ‘yo tengo 10, entonces nunca podré ser como tú’. Le dije ‘tú y todos tus amigos les vamos a enseñar a nadar’. Nos encontramos con cosas muy interesantes».
«Nos dimos cuenta que más que solo enseñarles a nadar lo que les damos son habilidades que les permiten sentirse poderosos en su vida. De hecho los testimonios, una niña nos dice que gracias a nosotros ella ahora se siente muy poderosa y que puede tener muchos logros», contó Ximena Argüelles, directora general de la fundación ‘Brazada Abrzada’.
Detalló que a través de la natación les enseñan seis habilidades: mejora en su capacidad motriz y coordinación, mejora en su capacidad cognitiva, incremento en autoestima, habilidades sociales y de trabajo en equipo, seguridad física y seguridad emocional.
«Es increíble poder ver a todos estos niños felices (…) ver cómo les cambiamos la vida no solo enseñándoles a nadar sino que te dicen ‘me siento poderosa a hacer cosas que antes no hacía'», agregó Argüelles.
Con información y foto de Noticieros Televisa