Zúrich, Suiza.- David Goodall es un científico londinense con 104 años de edad, que decidió morir este jueves en Suiza mediante la eutanasia, una práctica legal en ese país europeo.
Goodall, quien trabajó casi toda su vida en Australia, viajó a Suiza para cumplir con su última voluntad, ya que la ley de suicidio asistido que impera en ese país, le permitirá quitarse la vida legalmente.
«Uno debería ser libre de elegir la muerte, cuando la muerte es en un momento adecuado», declaró Goodall, miembro de la Orden de Australia, al responder preguntas a periodistas en la ciudad de Basilea.
Durante la rueda de prensa, Goodall portaba en sus ropas la inscripción ‘Envejecer Penosamente’.
«Mis capacidades han estado en declive durante el último año o dos; mi vista, en los últimos seis años. Ya no quiero continuar la vida. Estoy feliz de tener la oportunidad de terminarla mañana», aseguró.
El hombre centenario dijo que el procedimiento será mediante una inyección letal, pero desconoce el tiempo y el resto de los detalles.
«Es mi propia decisión terminar mi vida mañana (…) Hay muchas cosas que me gustaría hacer, pero es demasiado tarde. Estoy contento de dejarlas inconclusas», señaló Goodall.
En Suiza, el suicidio asistido es legal desde los años 40, si lo realiza alguien que no tenga interés directo en la muerte.
Holanda legalizó la eutanasia en 2002 para pacientes que sufren un dolor insoportable sin cura.
Australia prohíbe la práctica, aunque el estado de Victoria fue el primero en aprobar un proyecto que la permitirá desde 2019 para los pacientes terminales.
Goodall nació en Londres en 1914 y se mudó a Australia en 1948, donde trabajó en la Universidad de Melbourne.
También tuvo empleos en su país natal y ocupó puestos académicos en Estados Unidos.
Durante la charla ante la prensa, en la que fue evidente que a Goodall le costaba escuchar algunas preguntas, prefirió no entrar en detalles sobre su última comida y comentó que no había pensando en música para acompañar su muerte, aunque agregó que sería lindo escuchar la Novena Sinfonía de Beethoven antes de cantar algunas líneas.
Redacción / Reuters