Ciudad de México. – La Policía mexicana ha clausurado este viernes un refugio de migrantes en la fronteriza ciudad de Tijuana, cerca de Estados Unidos, lo que ha provocado numerosas protestas por parte de múltiples ciudadanos centroamericanos de permanecían ahí después de viajar en la caravana que intenta llegar a Estados Unidos. La llegada a México de miles de centroamericanos en los últimos meses que huyen de la pobreza y la violencia en Honduras y otros países de la región, es uno de los principales
La llegada a México de miles de centroamericanos en los últimos meses que huyen de la pobreza y la violencia en Honduras y otros países de la región, es uno de los principales retos que tiene que afrontar el nuevo presidente México, Andrés Manuel López Obrador, que prometió durante su campaña proteger a los migrantes.
A mediados de diciembre autoridades locales aseguraron que, de los casi 6,000 migrantes que habían llegado en la caravana a Tijuana, aproximadamente la mitad del grupo se encontraban en varios en la ciudad.
Alrededor de 1,000 habían cruzado a Estados Unidos, mientras que otra cifra similar regresó a sus países de origen. Las autoridades de Tijuana mencionaron razones sanitarias para cerrar el refugio, ubicado en un almacén de dos pisos en una zona conocida por el crimen y la prostitución cerca de la frontera con Estados Unidos.
El sitio estaba abarrotado, mal iluminado y carecía de instalaciones adecuadas para la preparación de alimentos, ha explicado Isaín Venegas, supervisor del sistema de salud pública de México. Las enfermedades comunes habían sido tratadas, ha añadido.
Los funcionarios aseguraron a los migrantes que podían mudarse a un albergue más grande, administrado por el gobierno federal, a unos 11 kilómetros de la frontera. Sin embargo, muchos de ellos se oponen a la medida.
«Es injusto que nos desalojen de aquí, nunca recibimos una notificación de que iban a venir a llevarnos a la fuerza. Las autoridades nos engañaron», ha alegado el migrante hondureño Reinerio Laine.
Horas después, varias decenas de migrantes que se habían negado a irse, junto a un grupo de activistas estadounidenses continuaban protestando en la entrada, donde se había colocado la Policía mexicana con equipo antidisturbios.
Otros recogieron sus pertenencias y se dirigieron a pie a refugios cercanos, mientras que varias decenas esperaron un autobús que los llevaría a las instalaciones más grandes administradas por el Gobierno.
«Nosotros quisiéramos que ahora que viene el presidente López Obrador vea en qué condiciones estamos, nos dijeron que nos iban a ayudar, pero nos han tratado peor que a los animales», ha afirmado María Claros, una hondureña de 28 años.
Durante décadas, Tijuana ha atraído a migrantes que se dirigen hacia el norte. Cuando los centroamericanos comenzaron a llegar en gran número en noviembre, fueron alojados en un albergue en un centro deportivo, pero fue cerrado después de que las lluvias inundaron el lugar.
Con información de Europa Press