MÉXICO.- La creatividad de la juventud para experimentar sensaciones diferentes no tiene límites.
Las bebidas que los adolescentes y adultos jóvenes consumen en las fiestas distan mucho de la copa de vino, la cerveza o los cócteles que sus padres disfrutan.
Por un lado se encuentran las llamadas aguas locas.
«Se llaman aguas locas y se llevan a las fiestas o las hacen cuando normalmente alguien no tiene presupuesto para comprar alcohol un poco más caro (…) Se te sube más rápido porque, o sea, tiene un efecto más rápido que el alcohol normal», comentó Lorena Mestre.
Las aguas locas consisten en la mezcla de alcohol de bajo costo con agua de sabor y colorantes, pero también existe el llamado Four Loko, originario de Estados Unidos, que es una bebida energética con malta y contiene un 12 por ciento de alcohol por volumen en comparación con una cerveza que tiene 4.5 por ciento.
Existe con sabores a cereza y frutas rojas. La bebida contiene taurina, guaraná, cafeína y ajenjo, responsable del efecto embriagante.
«Sabe como dulce y entonces, como sabe dulce, lo vas tomando y no te das cuenta que estás tomando alcohol», afirmó Lorena.
Además, la borrachera con el Four Loko se presenta en forma más tardía debido al efecto de la cafeína, pero las consecuencias para la salud pueden ser catastróficas.
Al igual que con los jarabes para la tos con codeína, que los chicos mezclan con bebidas energéticas para no tener aliento alcohólico, pero que además de su efecto en el sistema nervioso central al momento de ingerirlas, resultan altamente adictivas.
En entrevista con Paola Rojas, el Dr. Saúl Garza, neuropediatra, dijo que esta moda es muy tóxica y cada vez es más común entre jóvenes de secundaria y preparatoria.
«Tenemos una situación de mezclar cantidades grandes de alcohol asociadas a taurina, asociadas a cafeína y asociadas a una serie de electrolitos que son estimulantes y que hacen que los efectos del alcohol se retrasen y duren más tiempo».
Indicó que otra combinación tóxica es la mezcla de jarabes para la tos con bebidas energizantes.
«Esto lo hacen para eludir el famoso alcoholímetro. (…) Ellos tienen un efecto euforizante, al mismo tiempo relajante, pero el problema es que es una combinación muy tóxica. (…) Los padres a veces están tranquilos porque no los ven beber alcohol».
Sin embargo, explicó que estas combinaciones los pueden llevar al hospital.
«Les pueden producir reacciones paranoides, empiezan a ver alucinaciones y esto les puede llevar al hospital. (…) Uno de los graves problemas es que estos productos causan dependencia».
El experto dijo que si los padres notan que su hijo tiene conductas raras o si parece alcoholizado o relajado, deben pedir ayuda.
Con información y foto de Noticieros Televisa