México, DF.- El edificio de Morena cobra vida. Después de los comicios, la sede nacional —rentada por 37 mil pesos mensuales— recibe cada día a decenas de personas, mientras los trabajadores no cesan sus labores en los cinco pisos del inmueble.
Morena predica con el ejemplo en el tema de austeridad. Muestra de ello es el edificio viejo que ocupan como sede nacional donde despacha su presidente Martí Batres.
Sus paredes despintadas, sus techos altos pero resquebrajados, muestran que por ahí ya pasaron muchos años. Recientemente, con el registro de Morena como partido político nacional, el inmueble ha tenido pequeñas remodelaciones en su azotea, que sirve a la vez de sala de prensa. Donde antes había sillas de plástico para recibir a la prensa en conferencias de la dirigencia, ahora hay una lona blanca y cambiaron a sillas acojinadas, así como el acondicionamiento de dos habitaciones para el trabajo diario del partido.
Entre este vaivén de gente, el presidente de Morena, Martí Batres Guadarrama, asegura que derivado de los resultados del 7 de junio, hay una constante: la gente en el DF quiere que esta entidad vuelva a ser “La Ciudad de la Esperanza”, de la mano de Morena y Andrés Manuel López Obrador.
Reflexiona sobre los resultados electorales y asegura que el secreto de su éxito en las elecciones —donde consiguieron 35 diputados federales y 22 asambleístas del Distrito Federal— fue el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador, además del trabajo a ras de tierra, el desgaste de los “partidos históricos” y mantener un discurso crítico en contra del gobierno federal.
El líder de Morena luce más tranquilo después de las elecciones. En el último piso del edificio en la colonia Viaducto Piedad del DF, Batres Guadarrama dice a EL UNIVERSAL que ya como mayoría en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) tendrán un diálogo intenso con el jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera, con quien trabajarán en conjunto en iniciativas que beneficien a la gente.
A pesar de que su partido es la primera fuerza política en la capital del país, no aspiran a una hegemonía de control, sin embargo mira a futuro en 2018, y vislumbra a su partido ganando la jefatura de gobierno de la capital.
El líder del partido de izquierda niega que haya razones para apoyar al gobierno de Enrique Peña Nieto. Mientras que en las Cámaras, advierte, no habrá pactos permanentes, y aquel legislador que se “enchueque” será expulsado de Morena.
Aun con los resultados positivos, el dirigente partidista asegura que “no se van a marear” y seguirán el trabajo para llegar fortalecidos a las elecciones de 2018. Sostiene, confiado, que hay altas posibilidades de conseguir la Presidencia de la República con Andrés Manuel López Obrador.