México. – La interconexión vial —de 47 kilómetros de distancia—, entre el Aeropuerto de la Ciudad de México y el de Santa Lucía será lo más costoso del proyecto de construcción del aeropuerto General Felipe Ángeles, según el Plan Maestro preliminar de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
De las 33 distintas obras enlistadas en el desglose de inversión del aeropuerto de Santa Lucía, cuya construcción está programada para iniciar este mes, se informa que la interconexión vial -que la mitad será elevada-, costará 11 mil millones 961 pesos. La obra proyecta utilizar terreno de lo que iba a ser el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, en Texcoco. “El trazo preliminar para la interconexión del AICM con el AISL, contempla utilizar un tramo de aproximadamente 8 km del camino perimetral del polígono del NAICM en Texcoco para generar ahorros en el presupuesto”, señala el proyecto.
Las calles de rodaje y la zona comercial del aeropuerto Felipe Ángeles son las otras dos obras más costosas. En las calles de rodaje la inversión será de 10 mil millones 211 mil 670 pesos y en la zona comercial se gastarán 10 mil millones 25 mil 208 pesos. Los Servicios Aeroportuarios y la Plaza-Asta Bandera son las dos obras más económicas del proyecto. La primera costará 27 millones de pesos y la otra, 33 millones de pesos.
El proyecto plantea la construcción de la vía que conectará al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, desde la Terminal 2 con el Aeropuerto de Santa Lucía. Esta vía está proyectada con dos carriles exclusivos para circulación de autobuses tipo BRT. Su trazo completo será de 47 km, de los cuales aproximadamente la mitad serán construidos como un viaducto elevado a base de un sistema estructural de elementos prefabricados de concreto (como el segundo piso del periférico).
El resto, dice el proyecto de la Sedena será construido a nivel sobre el canal general del desagüe o Canal Central. “El trazo de la vía, si se considera desde la terminal 2 del AICM se erigirá sobre la Vía Tapo, el Anillo Periférico y Río de los Remedios, después correrá a nivel y paralela al Circuito Exterior Mexiquense sobre el Canal Central, para finalmente, dar un viraje hacia la derecha y elevarse sobre las vías del Ferrocarril Central. Este tramo del viaducto que inicia en el viraje pasa paralelo a la calle Hacienda Santa Inés en Nextlalpan.
A la altura de San Miguel Xaltocan se construirá un distribuidor vial que recibirá los BRT que circulen por el viaducto, así como los vehículos particulares que se dirijan o salgan del Aeropuerto Internacional Santa Lucía. El ingreso de estos vehículos será por el lindero sur del terreno del proyecto.
El BRT será de uso exclusivo para los pasajeros que cuenten con un pase de abordar para algún vuelo”. También en el documento de la Sedena se conoce que el diseño del edificio terminal de pasajeros del aeropuerto de Santa Lucía será en forma de semiestrella; inicialmente tendrá 33 posiciones para salidas y llegadas en cuatro módulos, con un cuerpo central en dos plantas, que crecerá gradualmente durante 30 años, hasta llegar a 180-190 posiciones, en cuatro edificios, según el proyecto arquitectónico de la terminal, construcción programada para iniciar este mes.
El proyecto de este Complejo Terminal fue elegido tras el análisis de veinte variantes. El que se proyectará, responde a las condiciones de espacio entre pistas, su diseño modular permitirá la expansión que tendrá el aeropuerto, según el Plan Maestro preliminar del aeropuerto Felipe Ángeles.
En la Manifestación de Impacto Ambiental del aeropuerto de Santa Lucía, consultado por Excélsior, determinante para poder iniciar los trabajos de construcción, se establece la modificación que se tuvo que hacer para evitar que el Cerro de Paula —menos de 10 kilómetros de distancia de la terminal— fuera un obstáculo para las dos pistas comerciales y la militar.
“En el caso del Proyecto del Aeropuerto Internacional de Santa Lucía, uno de los principales problemas detectados en la planeación para la ubicación de las pistas, lo constituye la presencia del Cerro de Paula, cuya elevación máxima es de 2 mil 625 metros sobre el nivel del mar, principalmente para la ubicación de la pista sur (04R-22L). Por tal razón, se estableció de común acuerdo entre las partes involucradas que dicha pista se considerará exclusivamente para uso militar”.
El documento, de 907 páginas, elaborado por la Secretaría de la Defensa Nacional (Escuela Militar de Ingenieros) y el Instituto de Ingeniería de la UNAM señala que para definir y valorar cuál es el mejor modelo operativo-arquitectónico del sistema modular elegido, “se consideraron siete conceptos fundamentales, así como la respuesta adecuada en la primera etapa y en el desarrollo a largo plazo”.
Subraya que los siete factores que se consideraron como más importantes están relacionados con el impacto urbano, el factor ambiental, el análisis de la infraestructura requerida (agua, energía, comunicaciones y vialidades), el desarrollo por etapas del Complejo Terminal, así como la reubicación de las instalaciones militares y el obstáculo natural que representa la presencia del Cerro de Paula.
De acuerdo con el Plan Maestro preliminar para la construcción del aeropuerto mixto (comercial-militar), se tiene contemplado construir cuatro edificios terminales de pasajeros en tres etapas. La primera etapa incluye un edificio terminal con 33 posiciones de contacto para entrar en funcionamiento en 2021; la segunda etapa incluye un segundo edificio terminal para entrar en operaciones en 2022, y la tercera etapa considera el desarrollo de dos edificios adicionales para crecimiento futuro, en un horizonte de 30 años.
En un futuro se considera la posibilidad de extender el viaducto elevado sobre las vías de ferrocarril existentes hasta la autopista México-Pachuca, al lado sur del terreno de Santa Lucía. De esta manera se conectarán mejor las ciudades de Tizayuca y Pachuca con la terminal.
El aeropuerto General Felipe Ángeles, en el municipio de Zumpango, Estado de México está en torno a las formaciones volcánicas de la Sierra de Guadalupe, la Sierra de las Cruces, la Sierra Chichinautzin, y los volcanes Popocatépetl y Nevado de Toluca, ubicadas a distancias de entre 21 y 100 km del municipio, “es decir, dentro del radio de 100 km, considerado como la zona de influencia volcánica que puede llegar a representar alguna amenaza, a corto o largo plazo”, establece la Manifestación de Impacto Ambiental del aeropuerto de Santa Lucía, elaborado por la Secretaría de la Defensa Nacional (Escuela Militar de Ingenieros) y el Instituto de Ingeniería de la UNAM.
El documento señala que por la cercanía con la Base Aérea Militar No. 1, sede de la construcción del aeropuerto se analizó la Sierra de Guadalupe.
“Las rocas predominantes son las andesitas y en menor proporción riolitas y dacitas, lo que muestra la alta explosividad que dio origen a esta Sierra. Se distinguen dos tipos de actividad volcánica, el primer tipo y más antiguo se caracteriza por procesos explosivos de gran intensidad que culminaron con procesos extrusivos, el segundo tipo lo representan los procesos efusivos que son escasos y de corta extensión”, señala el documento.
De acuerdo con las investigaciones científicas, la actividad volcánica en la Sierra de Guadalupe inició con la formación de la Fosa Barrientos, a la que se le ha calculado una edad de 14 a 16 millones de años (Mioceno) a través de estudios radiométricos (K-Ar) realizados en las rocas dacíticas; a esta le siguió la formación de la caldera Cuautepec del Plioceno inferior (5 millones de años), posteriormente la fosa Cuautepec, los estratovolcanes y los domos de la periferia.
“Siguió a estos la formación del volcán Moctezuma y un grupo de domos volcánicos que constituyen la zona más elevada de la Sierra, de entre 2800 y 3000 msnm, y representan la zona que produjo la mayor actividad volcánica.
Al parecer la última actividad eruptiva de Sierra de Guadalupe tuvo lugar hace aproximadamente 11,500-10,000 años (Pleistoceno superior), dando como resultado la formación de un cono de escoria en el poblado de Guadalupe Victoria”, informa el documento de la Defensa Nacional. Y puntualiza que la actividad volcánica en la Sierra de Guadalupe inició aproximadamente hace 16 millones de años y aparentemente desde hace 10 mil años no se ha reportado nueva actividad; “sin embargo, debido a la juventud de las unidades volcánicas, es posible que pudieran llegar a presentar algún tipo de actividad en un futuro. En la actualidad no ha sido registrada ningún tipo de actividad volcánica, por lo que no se considera que representen algún tipo de peligro a corto plazo para el municipio de Zumpango”.
Con información de Excélsior.