MÉXICO.- El COVID-19 es una enfermedad que se vive en soledad debido al alto grado de contagio. En el mejor de los casos, los pacientes con Sars Cov-2 permanecen aislados en sus hogares.
Pero para otros, significa hospitalización y que su única socialización se resuma a los lazos con el personal de salud, sin visitas de familiares, sólo el cuidado médico.
Erika Segura, familiar de paciente COVID: “Aquí desafortunadamente no hay visitas desde que está internado no ha habido ni una llamada telefónica con él, no lo hemos vuelto a escuchar”.
El papá de Erika fue diagnosticado con COVID y desde hace tres semanas está internado en un hospital general del ISSSTE.
Una llamada telefónica cada 24 horas para darle el parte médico es uno de los dos alicientes de esta joven y sus hermanos, el otro, cartas para su papá.
Erika Segura, familiar de paciente COVID: “Tenemos un grupo de WhatsApp todos mis hermanos y cada quien hace su aportación del contenido de la carta, la imprimimos y ya la hacemos llegar a trabajo social, entonces que él sepa que estamos, que está toda su familia, sus hijos, sus nietos, sus primos, amigos que estamos unidos en oración para que pronto recupere su salud, es muy importante darle ánimos y esperanza”.
Dos veces por semana le envían una carta que le será leída por algún médico o enfermera y que no nunca tienen respuesta debido al protocolo de seguridad sanitaria del nosocomio, pero para algunos internos las cartas se convierten en videollamadas.
La Secretaría de Salud de la Ciudad de México instaló módulos de atención a familiares de pacientes hospitalizados por COVID en 11 hospitales generales de la Ciudad de México.
Además de dar los informes médicos, los familiares pueden establecer contacto con sus internos mediante llamadas telefónicas o videollamadas de máximo cinco minutos con celulares donados por la iniciativa privada.
Los Módulos de Atención Familiar operan las 24 horas los siete días de la semana, cada hospital define los horarios y las características que tendrán las videollamadas, la única condición es que los familiares tengan colocado un cubrebocas, pero no sólo en la Ciudad de México se tejen historias de esperanza entre familiares y pacientes internados por COVID, pero también en otros estados.
En Mexicali, Baja California, una de las ciudades más afectadas por el COVID-19, ahí no hay un programa como tal que ayude a tener contacto a los pacientes y sus familiares.
Los mensajes y las despedidas son casi imposibles, pues los enfermos se encuentran aislados.
Yudith es una enfermera cachanilla que trabaja en la clínica 30 del IMSS en Mexicali donde se atienden a los pacientes con esta enfermedad.
Yudith Camarena, enfermera, señaló: “Mi mamá es enfermera, entonces yo le comenté que ya no quería ir a trabajar que estaba muy triste que no quería ir a trabajar porque estaba muy fea la situación y mi mamá como jubilada ya del seguro me dijo deja de llorar y convierte esas lágrimas en algo bueno, en algo mejor que puedas ayudar a los demás”.
Hace unas semanas cuando ha Yudith le tocaron sus vacaciones, en vez de descansar en su casa regresó al hospital para leer cartas y hacer videollamadas entre los familiares y los pacientes.
Yudith ha apoyado a más de 50 enfermos de coronavirus en las últimas semanas, dice que ha habido momentos muy bonitos pero también otros muy tristes.
Yudith dice que lo que queda de la pandemia y durante sus horas libres seguirá apoyando a sus pacientes para intercambiar mensajes de amor con sus familias que los esperan afuera.
Con información y foto de «Al aire con Paola»