MUNDO.- Poca comida y aislados en la oscuridad. Pese a la discreción solicitada por las autoridades israelíes, poco a poco emergen detalles sobre las condiciones de cautiverio en la Franja de Gaza de los rehenes tomados por Hamás en su ataque en Israel el 7 de octubre.
El ataque, sin precedente en territorio israelí, desencadenó represalias de Israel en el pequeño territorio palestino, gobernado por el movimiento islamista. El Ejército israelí bombardeó día y noche Gaza hasta la tregua que entró en vigor el 24 de noviembre.
Ninguno de los 81 rehenes israelíes o extranjeros liberados desde que inició la tregua ha hablado públicamente sobre sus condiciones de cautiverio. Las autoridades israelíes han pedido discreción para no poner en peligro a los rehenes aún reclusos.
Pero familiares y personal de salud que los atendieron revelaron algunos elementos.
Según el doctor Ronit Zaidenstein del hospital Shamir, los 17 rehenes tailandeses que examinó tras su liberación recibieron «una alimentación con pocos nutrientes» durante su cautiverio.
«Las personas que examinamos perdieron una parte importante de su peso en muy poco tiempo, 10% o más».
El Ejército israelí estima que unas 240 personas fueron llevadas a la fuerza a la Franja de Gaza el 7 de octubre. Alrededor de un tercio han sido devueltas a cambio de la liberación de 180 presos palestinos detenidos en Israel.
Citada por el portal de noticias Ynet, en una entrevista publicada el lunes, la doctora Margarita Mashavi del hospital Wolfson dijo que los rehenes con los que pudo hablar le contaron que estuvieron detenidos en subsuelos.
«Les daban dos horas de luz» por día, señaló en la entrevista que ya no está disponible en el sitio.
Sus pacientes le contaron que comían «arroz, humus, frijoles enlatados y a veces queso con pan, pero nada más. Ninguna fruta, verdura o huevos».
Además de los bombardeos, los habitantes de la Franja de Gaza sufren una importante escasez de alimentos y productos de primera necesidad y el Programa Mundial de Alimentos de la ONU (PMA) advirtió el martes sobre un «alto riesgo de hambruna».
«Cuando pedían un bolígrafo o un lápiz para escribir o pasar el tiempo, los hombres de Hamás se los negaban por miedo a que transmitan información. No tenían televisión, ni lectura, pasaban el tiempo discutiendo entre ellos», dijo Mashavi.
Esther Yaeli, abuela de Etan, un franco-israelí de 12 años liberado el lunes, dijo al portal de noticias Walla que su nieto pasó 16 días en aislamiento.
«Los días en los que estuvo solo fueron horribles», contó. «Ahora Etan parece estar muy cerrado en sí mismo».
Emily, una niña israelí-irlandesa de 9 años que fue liberada el sábado, está «aterrorizada de hacer ruido» y ahora sólo «susurra» al hablar, contó su padre, Tom Hand, al diario británico The Sun.
«Deben haberle ordenado que guardara silencio durante todo este tiempo y todavía tiene miedo de hacer ruido», añadió.
Dos rehenes fueron hospitalizados tras ser liberados, entre ellos Elma Avraham, de 84 años, transferida de urgencia en helicóptero e ingresada en cuidados intensivos. Los médicos temían que su estado se haya degradado «debido a la ausencia de tratamientos adecuados» para su edad, pero el martes anunciaron que su estado estaba mejorando.
Hagar Mizrahi, responsable del dosier de los rehenes en el ministerio de Salud de Israel, dijo a la AFP que algunos estuvieron detenidos en «condiciones horribles» con «claras consecuencias médicas».
Se negó a dar detallas, invocando el secreto médico.
«Algunas de las cosas que he escuchado en los últimos días dejan con el corazón roto», afirmó, sin entrar en detalles. «Son monstruosas desde cualquier punto de vista».
Con información de AFP