MUNDO.-Estados Unidos advirtió que seguirá expulsando a los migrantes que intenten entrar al país sin usar «vías legales» a partir de este viernes, a pesar de que las restricciones fronterizas decretadas durante la pandemia ya no están en vigor.
A las 23H59 del jueves (03H59 GMT del viernes) Estados Unidos levantó el llamado Título 42, una regla activada durante la crisis sanitaria para supuestamente frenar el covid-19, pero que en la práctica se utilizó casi 2,8 millones de veces para expulsar a migrantes al impedirles pedir asilo.
Lejos de causar alivio, su término ha sembrado confusión y frustración del lado mexicano de la frontera.
Porque en un contexto de precampaña electoral para las presidenciales de 2024, en el que la migración es un tema central, el gobierno del presidente demócrata Joe Biden ha tomado cartas en el asunto en un intento por frenar la eventual llegada «caótica» de migrantes a la frontera con México.
Lo ha hecho compaginando «vías legales» con un endurecimiento de las condiciones de asilo, medidas que los republicanos, en particular su predecesor y futuro rival en los comicios Donald Trump, consideran insuficientes.
Algunos migrantes intentaron cruzar hasta las últimas horas del día, con mayor o menor suerte.
Unos 1.300 migrantes, entre ellos familias con niños pequeños, cruzaron a la altura de Ciudad Juárez, en México, pero la patrulla fronteriza estadounidense los interceptó, constató una periodista de la AFP.
Mientras los migrantes se afanaban por cruzar en ese sector, la guardia nacional estadounidense colocaba más vallas de alambres de púas para impedir futuros cruces.
A la altura de Matamoros, otro periodista de la AFP vio maquinaria pesada estadounidense allanando el terreno para instalar alambradas, obligando a la gente a buscar tramos despejados. Un oficial de la patrulla fronteriza reconoció, horas antes de la medianoche, que ya no dejaban pasar a nadie.
A partir de este viernes los migrantes que lleguen quedan a merced del Título 8, que ya se venía aplicando.
Esto significa que si alguien llega sin reunir los requisitos para el asilo «estará sujeto a consecuencias más severas por entrada ilegal, incluida una prohibición mínima de cinco años de reingreso y un posible proceso penal», advirtió el secretario de Seguridad Interior, Alejandro Mayorkas.
Pero contar con esos requisitos será más difícil porque a la medianoche entró en vigor la regla de presunción de «inelegibilidad» al asilo que lo supedita a dos condiciones: haber seguido las «vías legales» o haberlo pedido en un país de tránsito y haber sido denegado.
Para seguir una «vía legal» el migrante puede acogerse a programas de reunificación familiar, a los permisos humanitarios para cupos de venezolanos, haitianos, nicaragüenses y cubanos, o bien tramitar sus solicitudes antes de llegar a la frontera mediante la aplicación móvil CBP One. Los migrantes no dan crédito de que su futuro dependa de una aplicación móvil que además, según ellos, funciona mal.
«Es algo insólito que una aplicación prácticamente decida nuestra vida y nuestro futuro», se quejó a una periodista de la AFP Jeremy de Pablos, un venezolano de 21 años que lleva semanas acampando en Ciudad Juárez, en México. Lo más difícil es el reconocimiento facial porque «es un bingo, reconoce a quien quiere».
«Nuestras fronteras no están abiertas», recalca Mayorkas, para contradecir a los traficantes de personas que «difunden información falsa».
No basta para desanimar a aquellos aferrados a la esperanza.
En plena línea fronteriza entre Tijuana y San Diego, Steven Llumitaxi, un ecuatoriano de 21 años, mantiene «mucha fe» en que las autoridades migratorias le acaben dejando pasar con su esposa y su hijo de dos años.
«Dicen que tienen más prioridad los bebés», declaró a la AFP en Tijuana, adonde fue trasladado por «coyoteros» que le cobraron 3.000 dólares por dar «el brinco» desde la frontera sur con Guatemala.
Mayorkas asegura que la transición del Título 42 al 8 «será rápida», con la ayuda de 24.000 agentes y oficiales de la patrulla fronteriza.
Dos días antes, el propio presidente Biden reconoció que «será caótico por un tiempo».
Salvo excepciones, los migrantes serán expulsados a sus países de origen y en el caso de los cubanos, nicaragüenses, haitianos y venezolanos a México.
Entre los migrantes que consiguen entrar, algunos duermen en la calle o en refugios abarrotados y otros contactan con amigos o conocidos para viajar a las ciudades donde les esperan.
En Brownsville, una localidad estadounidense fronteriza, los nervios están a flor de piel.
La venezolana Patricia Vargas llora sentada en el suelo. Ella consiguió cruzar, pero su familia no.
«Devolvieron a mi hijo a Monterrey. Me acaban de avisar. Éramos cinco en total y solamente pude pasar yo», lamenta. «Ya no se puede pasar, como yo entré no se puede pasar. Ahora toca esperar que le funcione la aplicación».
Con información de AFP