EE.UU. y Rusia podrían extender tratado de desarme nuclear

MUNDO.- Rusia y Estados Unidos dieron un paso hacia una prolongación ‘in extremis’ por cinco años del tratado para el desarme nuclear New START, después que el Kremlin «saludara» este viernes la propuesta en este sentido del presidente Joe Biden.   

«Solo podemos recibir con agrado la voluntad política de prolongar este documento», a pocos días de su expiración el 5 de febrero, dijo a los periodistas el portavoz de Vladimir Putin, Dmitri Peskov.   

El vocero agregó, sin embargo, que la renovación del pacto dependerá de los «detalles de la propuesta», que deben ser estudiadas.   

La administración anterior, dirigida por Donald Trump, quería condicionar la renovación del tratado. Sin embargo, «varias de esas condiciones no nos convenían en absoluto, así que veamos primero qué proponen los estadounidenses y luego comentaremos», dijo Peskov.   

La OTAN se congratuló este viernes de una eventual renovación del tratado.   «Los aliados de la OTAN siempre han apoyado el tratado New START», aseguró el secretario general de la organización, Jens Stoltenberg.   

«No considero la prolongación del acuerdo como un fin en sí, sino como el inicio de un esfuerzo para mejorar el control internacional de armas nucleares», agregó.

La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, había anunciado el jueves que Estados Unidos «pretende buscar una extensión por cinco años del New START, como el tratado permite», considerando que «esta extensión tiene incluso más sentido cuando la relación con Rusia es tan adversa como lo es en este momento».   

En los últimos meses, Vladimir Putin también se había declarado favorable a prolongar el tratado cinco años, pero las negociaciones entre Washington y Moscú no dieron frutos.   

El último acuerdo de este tipo firmado en 2010 por los dos exrivales de la Guerra Fría, establece que ambas potencias nucleares pueden poseer, como máximo, 1.550 ojivas cada uno (cerca de un 30% del límite marcado en 2002). También limita el número de lanzadores y de bombarderos pesados a 800, una cantidad que, no obstante, sigue bastando para destruir la Tierra varias veces.   

Joe Biden, que fue elegido con la promesa de adoptar una posición más severa frente a Rusia que su predecesor, ha pedido a los servicios de inteligencia estadounidenses «un examen global» del reciente ciberataque gigante atribuido a los rusos y de eventuales «injerencias» en las últimas elecciones en Estados Unidos.   

Este análisis incluye asimismo las informaciones aparecidas en la prensa norteamericana, según las cuales Rusia habría pagado «primas» a los talibanes para matar a soldados estadounidenses.

Al responder a los periodistas, Peskov eludió estos dos temas y consideró que «mucho dinero de los contribuyentes estadounidenses» había sido gastado para acusar, sin éxito, a Rusia   

La diplomacia rusa afirmó esta semana esperar un trabajo «más constructivo» con Joe Biden para la prolongación de New Start y consideró que la administración Trump había llevado a cabo una «campaña» destinada a destruir el control de armamentos.   

Donald Trump retiró a Estados Unidos de tres acuerdos internacionales esenciales: el del programa nuclear iraní, el tratado INF sobre los misiles terrestres de medio alcance y el tratado Open Skies (Cielos Abiertos) de verificación de movimientos militares.   

Las relaciones entre Rusia y Estados Unidos están en su nivel más bajo desde el fin de la Guerra Fría, debido a los persistentes desacuerdos sobre varios temas internacionales, a las acusaciones estadounidenses de injerencia rusa en las elecciones o a los ciberataques de gran cantidad.

Entra en vigor el 1er tratado para prohibir armas nucleares

El primer tratado de la historia para prohibir las armas nucleares entró en vigor el viernes, aclamado como un paso histórico para librar al mundo del armamento más letal pero con la fuerte oposición de las naciones con capacidad para tenerlo.   

El Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares forma parte ahora del derecho internacional, culminando una campaña de varias décadas que buscaba evitar la repetición de los bombardeos atómicos de Estados Unidos sobre Hiroshima y Nagasaki al final de la Segunda Guerra Mundial. Pero hacer que todas las naciones ratifiquen un documento que les exige que nunca posean este tipo de armas parece complicado, sino imposible, en el escenario mundial actual.   

Cuando la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó el tratado en julio de 2017, más de 120 le dieron el visto bueno. Entre ellos no estaban ninguna de las nueve naciones que se cree que tienen armas nucleares — Estados Unidos, Rusia, Gran Bretaña, China, Francia, India, Pakistán, Corea del Norte e Israel– ni las 30 que integran la OTAN.   

Japón, el único país que ha sufrido ataques nucleares, tampoco lo respalda, aunque los ancianos sobrevivientes de los bombardeos de 1945 presionan para que esto ocurra.

Japón renuncia por sí mismo al uso y posesión de armas nucleares, pero el gobierno dijo que un acuerdo de prohibición no es realista ante la profunda división entre estados nucleares y no nucleares.   

El tratado requiere que todos los países que lo ratifiquen «nunca, bajo ninguna circunstancia, desarrollen, prueben, produzcan, manufacturen o adquieran, posean o almacenen armas nucleares u otro tipo de dispositivos explosivos nucleares».

Además prohíbe cualquier transferencia o uso de armas y dispositivos explosivos nucleares — y la amenaza de utilizarlos — y exige que las partes promuevan el texto a otros países.

Con información de AFP y AP / Foto: Alexander Natruskin / Reuters 

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