MUNDO.- El remake de Aladdín narra la historia con emoción y suficiente espectáculo, incluso aunque no consiga captar la magia que irradia en la película animada.
La película dirigida por Guy Ritchie incluye la participación de Mena Massoud como Aladdín, Naomi Scott como Jasmine y Will Smith como el Genio. Aladdin sigue la trama del mismo filme de 1992, en donde el huérfano, Aladdin encuentra una lámpara con un Genio quien le concede deseos.
Los momentos musicales representativos de la original fueron difíciles de captar para Ritchie, quien nunca ha dirigido un musical, no obstante, optó por actualizar el clásico al basarse en el cuento One Thousand and One Nights y darle un toque modernista meramente basándose en la calidad de los visuales y con mayor sentido a los personajes.
Esta versión le da a Jasmine un rol más relevante al posicionarla como el centro de la historia, mientras que lucha contra el heteropatriarcado en Agrabah. Por el otro lado, Aladdín es un personaje sin tanta profundidad, que va despreocupado y enérgico. La actuación de Massoud es prescindible, los tintes de Broadway florecen en cada escena musical que se presenta y permiten ver el lado más carismático de los habitantes de Agrabah.
Es imposible comparar la actuación de Will Smith con la de Robin Williams. A pesar de que Smith se empecina en darle personalidad al Genio, no obstante falla en exudar la misma emergía, haciendo su participación un poco forzada.
Los números musicales nunca faltan en los live-action de Disney. En Aladdín no es la excepción, pero no lo más significativo. El largometraje contiene coreografías coloridas y divertidas, que hacen de las 2 horas y 10 minutos un recorrido entretenido, que posiblemente signifique una reinvención en estos live-action, en vez de una copia sin sorpresas de las originales.
Redacción/ Foto: fragmento póster