MUNDO.- Trece días después del terremoto en el que murieron más de 45.000 personas en Turquía y Siria, los socorristas turcos encontraron el sábado a tres personas vivas entre los escombros, aunque una de ellas, un niño de 12 años, falleció poco después.
Los equipos han encontrando sobrevivientes toda la semana a pesar de haber estado atrapados bajo los escombros durante tanto tiempo en un clima helado.
Pero el número de personas rescatadas vivas disminuyó a solo un puñado en los últimos días.
El exfutbolista internacional de Ghana Christian Atsu figura entre las víctimas fatales después de que su mánager confirmara el sábado que su cuerpo había sido encontrado debajo de un edificio derrumbado en Antakya.
La agencia estatal de noticias Anadolu compartió imágenes de rescatistas colocando a un hombre y una mujer en camillas después de que ellos y un niño pasaran 296 horas enterrados bajo los escombros en la misma ciudad.
La agencia informó más tarde que el niño murió a pesar de los esfuerzos para salvarlo.
El ministro de Salud turco, Fahrettin Koca, compartió un video de la mujer de 40 años en un hospital de campaña recibiendo tratamiento. «Está consciente», tuiteó.
En las últimas horas también se logró rescatar en vida de debajo de los escombros a un hombre de 45 años así como a tres personas, incluido un niño.
Los rescates son recibidos con aplausos y alivio pero, en los últimos días, la reacción es más sombría.
El vicepresidente turco Fuat Oktay precisó el viernes que los esfuerzos de rescate continúan en menos de 200 sitios, mientras los socorristas compiten contra el tiempo para encontrar más personas vivas.
El terremoto, ocurrido en una de las zonas sísmicas más activas del mundo, golpeó áreas pobladas, donde muchos estaban dormidos, en casas que no habían sido construidas para resistir tan poderosas vibraciones del suelo.
El presidente turco Recep Tayyip Erdogan recibió críticas por la lenta respuesta a la catástrofe y por el hecho de que se permita construir edificios de mala calidad.
Los funcionarios habían prometido, tras un terremoto en 1999 que se cobró más de 17.000 vidas en el noroeste de Turquía, que se reforzarían las normas de construcción.
El edificio donde murió el futbolista Atsu, un bloque de apartamentos de lujo de 12 plantas, fue construido en 2013 cuando Turquía tenía normas más estrictas sobre la construcción.
Pero, para la sorpresa e indignación de muchos, el bloque se desmoronó. La policía turca arrestó al contratista después de que intentara huir del país, informó Anadolu la semana pasada.
Los oficiales detuvieron a docenas de contratistas mientras el gobierno promete tomar medidas enérgicas contra las normas de construcción laxas.
Más de 84.000 edificios se derrumbaron, necesitan ser demolidos urgentemente o resultaron gravemente dañados por el sismo, indicó el viernes el ministro turco del Medio Ambiente, Murat Kurum.
Una de las zonas más afectadas fue Antakya, una antigua encrucijada de civilizaciones.
Con información de AFP