Ciudad de México.- Los colores son motivos de inspiración en la exposición “Kandinsky pequeños mundos” en el museo del Palacio de Bellas Artes que permanecerá abierta al público hasta el 27 de junio de 2019.
Wassily Kandinsky mejor llamado “el padre de la abstracción” nació en Rusia y se matriculó en derecho y economía, tras lo cual dio clases en la universidad. Sin embargo, a los 30 años decidió comenzar a estudiar pintura, tal vez motivado por su formación en la niñez en el piano, chelo y dibujo.
Kandinsky creía que el arte abstracto jugaba un papel fundamental en el desarrollo de la capacidad espiritual de las personas, que despertaba por las propiedades naturales de cada color.
Debido a la incapacidad de muchas personas de comprender la vida del color, surgió en Kandinsky la necesidad de crear una estética con base en símbolos en los cuales la obra de arte es la expresión de una emoción motivada por la experiencia; de tal manera que, contemplar una obra, provoca emociones a través de la resonancia o sonido del color.
Por ejemplo, el amarillo es un color que se acerca mucho al espectador. Como característica, irradia luz desde el centro, es excitante y evoca delirio y agresividad. Musicalmente puede ser interpretado por una trompeta tocada con fuerza.
Kandinsky tomó elementos visuales de sus múltiples viajes por Rusia, Weimar, Dessau y París. Por ello, en algunas etapas de su obra, se observan figuras de personajes mitológicos, santos, imágenes y personas.
En otras fases, viviendo en París, las obras de Kandinsky registran algunos cambios como el formato más grande de sus cuadros y el predominio de formas biomorficas en delicados tonos pastel. Así se nota en la obra “Violeta naranja” y “El mundo azul”, en la exposición de Kandinsky.
Desde la juventud, Kandinsky fue sensible a la cromática y los colores le evocaban sentimientos y emociones que plasmó en sus piezas. Sabía que, al incorporar el azul, alejaba al espectador, pero generaba un deseo de pureza, y este tono podía escucharse con una flauta, violonchelo o contrabajo.
La obra de Kandinsky se expone en el Museo del Palacio de Bellas, distribuida en cinco núcleos temáticos con lo más representativo. La propuesta se enriquece con videos musicales y narrativos, cédulas ilustradas, grabados, dibujos y otras piezas, un total de 60 obras recopiladas de distintos museos del mundo.
Kandinsky el filósofo de la pintura, murió a los 74 años dejando un legado que une los colores, las formas y la música con la vida espiritual.
“Kandinsky pequeños mundos” se puede visitar en el Museo del Palacio de Bellas Artes (Av. Juárez y eje central Lázaro Cárdenas en el centro histórico), de martes a domingo de 10 a 17 horas con un costo de $65, aplican descuentos. Hasta el 27 de enero.
Con información y fotografías de Marcia Brambila (@MarciaBrambilaa) y el Museo del Palacio de Bellas Artes.