Ciudad de México. – Más de 49 mil miembros del sindicato United Auto Workers salieron de las fábricas de General Motors o formaron piquetes tras la convocatoria de huelga por el fracaso de las negociaciones contractuales.
Los trabajadores cerraron 33 plantas de manufactura en nueve estados de Estados Unidos, así como 22 almacenes de distribución de piezas.
En un primer momento no estaba claro cuánto duraría la huelga. El sindicato afirmó que General Motors apenas ha cedido en los meses de negociaciones, mientras que la compañía dijo haber hecho ofertas considerables, como aumentos de salarios e inversiones en fábricas.
Se trata de la primera huelga nacional del sindicato desde los paros de dos días en 2007, que tuvieron escaso impacto en la compañía.
En una gran planta en la frontera entre Detroit y la pequeña población de Hamtramck, los trabajadores de General Motors se sumaron el domingo por la noche a los conserjes contratados por Aramark que ya estaban en los piquetes.
La trabajadora Patty Thomas dijo que no se la había citado al piquete, pero había acudido para apoyar a sus colegas en la planta automotriz, que General Motors quiere cerrar.
Thomas dijo haber oído que la empresa podría mantener la fábrica abierta y empezar a construir camionetas descubiertas eléctricas allí, pero se mostró escéptica.
La trabajadora dijo que los empleados habían renunciado a alza salariales que habrían mantenido su nivel adquisitivo para ayudar a General Motors durante su proceso de bancarrota, y que ahora que la compañía tiene beneficios, los trabajadores quieren recuperar parte del dinero perdido.
Los trabajadores del turno de noche en una fábrica de piezas de aluminio en Bedford, Indiana, apagaron sus máquinas y salieron del recinto, dijo Dave Green, un empleado que recibió un traslado desde la ahora cerrada fábrica de autos pequeños en Lordstown, Ohio.
Green, que fue presidente de sindicato local, dijo estar de acuerdo con la huelga por salarios, cierre de fábricas y otros motivos.
“Si no peleamos ahora, ¿cuándo vamos a pelear?”, preguntó. “Esto no trata sobre nosotros. Es sobre el futuro”.
El vicepresidente de UAW, Terry Dittes, principal negociador del sindicato, dijo que la huelga era el último recurso, pero necesario porque las dos partes están lejos de poder cerrar un nuevo convenio de cuatro años. El sindicato, dijo, no se toma una huelga a la ligera.
“Comprendemos claramente las penurias que puede causar”, dijo. “Estamos defendiendo los salarios justos, estamos defendiendo una atención sanitaria asequible de calidad, estamos pidiendo nuestra parte de los beneficios”.
Sin embargo, General Motors dijo haber ofrecido subidas salariales y 7 mil millones de inversiones en fábricas en Estados Unidos, lo que incluiría crear 5 mil 400 nuevos empleos, de los que una pequeña parte se cubrirían con empleados de la firma.
La firma también dijo haber ofrecido un reparto más amplio de los beneficios, coberturas sanitarias “líderes en el país” y un pago puntual de 8 mil dólares a todos los trabajadores.
Como las declaraciones públicas de los dos bancos se contradicen, resulta difícil saber cuánto durará la huelga, indicó Kristin Dziczek, vicepresidenta de empleo e industria en el Center for Automotive Research, un grupo de estudios del sector automotriz. La duración “depende de lo alejados que estén alejados y de dónde se hayan puesto los límites”, señaló.
Con información de Milenio