Japón. – Naruhito se convirtió ayer en el nuevo emperador de Japón tras la abdicación de su padre, con lo que se abre una nueva era bautizada como Reiwa (“Bella armonía”).
El soberano Akihito concluyó ayer las ceremonias de abdicación tras 30 años de reinado, cediendo en vida el Trono del Crisantemo, en la primera abdicación en Japón en más de dos siglos. El país entró así en el año 1 de la nueva era imperial Reiwa, después de tres décadas de era Heisei (“logrando la paz”).
Akihito, de 85 años, cerró su reinado en una ceremonia de diez minutos en el Salón del Pino (Matsu-no-Ma). El primer ministro, Shinzo Abe, dio un discurso y luego Akihito habló por última vez como emperador.
“Expreso desde el fondo de mi corazón mi gratitud al pueblo de Japón que me aceptó como símbolo del Estado y me apoyó”, leyó, en alusión a su papel inscrito en la Constitución, en vigor desde 1947. En un emotivo momento, tendió la mano a su esposa desde hace 60 años, Michiko, cuando ésta descendía de la tribuna, antes de abandonar la sala inclinándose delante de los 300 invitados.
Al contrario que en 1989 (muerte de Hirohito, también llamado emperador Showa), 1926 (muerte del emperador Taisho) o 1912 (muerte del emperador Meiji), el paso de Akihito a Naruhito se desprende de una ley de excepción hecha a medida. El momento es histórico —se decretaron diez días de vacaciones excepcionales—, pero el cambio de soberano se llevó a cabo a puertas cerradas.
En los alrededores de este sitio protegido del centro de Tokio, donde se reforzó la presencia policial, no se congregó ninguna multitud para marcar a media noche el advenimiento de Reiwa. Sólo algunos japoneses se desplazaron a pesar de la lluvia para celebrar el cambio de era.
Entre ellos, Miyuki Sakai, de 45 años, viajó especialmente desde Osaka (oeste) con su familia para rendir homenaje a Akihito. “Durante la era Heisei me diplomé, me casé, tuve tres hijas, así que quería darle las gracias al emperador”, declaró, inclinándose varias veces en señal de gratitud.
Con información de Excélsior.