MUNDO.- Los bombardeos israelíes dejaron decenas de muertos el domingo en Gaza, donde el Ramadán empieza sin una tregua entre Israel y Hamás y en plena movilización internacional para enviar ayuda humanitaria a una población al borde de la hambruna.
Un primer barco cargado con ayuda está listo para zarpar desde Chipre, en el marco de un corredor marítimo humanitario anunciado por la Unión Europea rumbo al enclave palestino, asolado tras más de cinco meses de guerra entre Israel y el movimiento islamista palestino.
Nada parece indicar que se alcanzará un acuerdo de tregua antes del Ramadán, el mes de ayuno musulmán que empieza el lunes. El conflicto ha dejado de momento 31.045 muertos en Gaza, en su mayoría civiles, según Hamás.
Para Ahmed Kamis, un desplazado de 40 años, el Ramadán este año es sinónimo de «sufrimiento». «Hay una guerra sucia, sangrienta, una guerra de genocidio. Los desplazados no tienen nada que comer ni beber», deploró a la AFP desde Rafah, en el extremo sur del enclave.
La guerra estalló el 7 de octubre, con el ataque sin precedentes de comandos de Hamás en suelo israelí, en el que murieron unas 1.160 personas, sobre todo civiles, según un recuento de la AFP a partir de datos israelíes.
Unas 250 personas fueron secuestradas y 130 siguen cautivas en Gaza, de las que 31 habrían fallecido, según las autoridades israelíes.
En respuesta, Israel prometió «aniquilar» a Hamás y lanzó una campaña militar contra el enclave palestino.
Según las autoridades del grupo islamista, en el poder en Gaza desde 2007, al menos 85 palestinos murieron en las últimas 24 horas, en más de 60 bombardeos nocturnos en el centro y el sur del enclave, sobre todo en Jan Yunis.
Al menos 13 personas fallecieron por un obús que cayó sobre tiendas de campaña de desplazados en Al Mawasi, entre Jan Yunis y Rafah, precisó el Ministerio de Salud de Gaza.
Israel anunció la muerte de un soldado, elevando a 249 el número de militares muertos desde el inicio de la ofensiva terrestre el 27 de octubre.
El asedio total impuesto por Israel ha provocado una catástrofe humanitaria en este territorio y, según la ONU, 2,2 millones de los 2,4 millones de habitantes están al borde de la hambruna.
«Alimento a mi hija con agua, agua, para que no se muera. No me queda otra», contó una madre en la ciudad de Gaza, Barak Abhar, con su bebé llorando en los brazos.
Israel sólo deja entrar ayuda humanitaria al territorio con cuentagotas desde la cerrada frontera con Egipto.
Jordania, Estados Unidos, Francia, Bélgica y Egipto participaron el domingo en nuevos lanzamientos aéreos de ayuda.
La UE y Estados Unidos, principal aliado de Israel, anunciaron el viernes que preparaban un corredor marítimo desde Chipre, situada a unos 370 km de Gaza.
Un primer barco fletado por la ONG española Open Arms en colaboración con la estadounidense World Central Kitchen (WCK) zarpará del puerto de Lárnaca «en las próximas horas», anunció el gobierno chipriota.
Algunos habitantes acudieron el domingo a una playa al sur de Ciudad de Gaza con la esperanza de ver llegar al barco. «Estoy esperando desde esta mañana porque la situación es trágica», aseguró Mohammed Harrara a la AFP.
«Dijeron que iba llegar un barco lleno de ayuda y que la gente podrá comer», añadió otro palestino, Mohammed Abu Baid. «Sólo Dios sabe. No lo creeremos hasta que lo veamos», añadió.
La ONU, que ha advertido que una hambruna generalizada es «casi inevitable» en el territorio, insiste en que las entregas de ayuda por aire o mar no pueden sustituir a las terrestres.
Esta ayuda pasa por Rafah, en la frontera con Egipto, donde se hacinan cerca de 1,5 millones de personas, según la ONU, la inmensa mayoría desplazados que viven en condiciones miserables, en busca de comida y agua y angustiados por una posible ofensiva terrestre anunciada por Israel.
El presidente estadounidense, Joe Biden, volvió a criticar el sábado al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
Netanyahu «daña más que ayuda a Israel» dijo el mandatario durante una entrevista con la cadena MSNBC el sábado.
«Tiene el derecho de defender a Israel, el derecho de seguir persiguiendo a Hamás», afirmó, pero «debe prestar más atención a las vidas inocentes que se están perdiendo».
El dirigente israelí, que enfrenta presiones en su país para alcanzar un acuerdo de liberación de los rehenes, rechazó el domingo las declaraciones de Biden.
Ambas partes en el conflicto se acusan mutuamente de impedir un acuerdo. El jefe de Hamás, Ismail Haniyeh, aseguró el domingo que el grupo islamista seguía «abierto a continuar las negociaciones» para una tregua.
Hamás quiere que el Ramadán «pase de ser un mes de oración a ser un mes de derramamiento de sangre», declaró a su vez Benny Gantz, miembro del gabinete de guerra israelí.
Con información de AFP