MÉXICO.- Con una boya oceanográfica de alta tecnología, científicos del Instituto Politécnico Nacional (IPN) monitorean la dinámica físico-químico-biológica del Golfo de California, para conocer cómo el cambio climático afecta a los océanos y con ello construir modelos matemáticos de predicción y mitigación de daños.
Desde hace tres años, especialistas del Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional (CIIDIR) Unidad Sinaloa, registran temperatura, salinidad, oxígeno disuelto, clorofila, pH y presión parcial de dióxido de carbono (CO2) del agua y aire en esa zona marítima.
En un comunicado del IPN, la directora del proyecto “Estimación de Flujos de CO2 Océano-Atmósfera en el Golfo de California», Leticia Espinosa Carreón, informó que los sensores de la boya indican cada hora la temperatura ambiental, velocidad y dirección del viento, al igual que de la humedad relativa y la posición geográfica.
Espinosa Carreón dijo que los procesos físicos como el viento, remolinos y surgencias (ascenso de agua subsuperficial), que modulan la química y la biología, determinan que en el océano haya regiones donde se pueda presentar “secuestro de CO2″ (absorción de dióxido de carbono por el mar) o bien que este sea “liberado a la atmósfera, cambio que puede ser estacional, por eso es fundamental la medición de variables».
La acidificación de los océanos representa una disminución de pH (es decir, un incremento de hidrógeno) y, con ello, una subsaturación (disminución) de carbonato de calcio, necesario para el desarrollo de conchas y exoesqueletos de moluscos como almejas, ostras, cangrejos y ostiones.
La doctora en ecología marina indicó que esa reducción altera a organismos del zooplancton como pterópodos, pequeños caracoles marinos (considerados como bioindicadores de la acidificación del océano) y algunos organismos del fitoplancton como cocolitofóridos, además de producir el blanqueamiento del coral.
“Estos fenómenos asociados al cambio climático representan un deterioro ecológico en los océanos que debe evaluarse y consignarse», advirtió.
Los registros de la boya aportan al estudio de diversos temas que se realizan en este centro del IPN. A largo plazo, con los datos aportados se podrá realizar la calibración de datos satelitales.
El proyecto se lleva a cabo en el Laboratorio de Productividad Primaria y Sistema del Carbono del CIIDIR Unidad Sinaloa, el cual compite a nivel internacional por la calidad de sus investigaciones y equipo de punta.
La investigación es apoyada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE) y el MBARI (Monterey Bay Aquarium Research Institute) de Estados Unidos de América, donde se digitaliza la información de la boya oceanográfica.
El grupo de expertos del IPN están a cargo de Espinosa Carreón, y forman parte del Global Ocean Acidification Observing Network (GOA-ON).
En tres años ha habido cinco contribuciones científicas del flujo de CO2 en el norte de Sinaloa (frente a Guaymas), Mulegé y Bahía Concepción (Baja California Sur) y Mazatlán.
Con información de Notimex