MUNDO.- Israel continuaba este lunes concentrando sus tropas en la frontera con la Franja de Gaza, el territorio palestino gobernado por el movimiento islamista Hamás donde más de un millón de personas tuvieron que abandonar sus casas en los últimos días ante el temor a una ofensiva terrestre israelí.
La guerra entre Israel y Hamás se desencadenó tras el sangriento ataque del sábado 7 de octubre contra territorio israelí.
En respuesta, Israel prometió «aniquilar» a Hamás y lanzó una intensa campaña de bombardeos en la Franja de Gaza y pidió a los civiles que huyan de la ciudad de Gaza hacia el sur.
Más de 1.400 personas han muerto en Israel, la mayoría de ellas civiles. Por su parte las represalias israelíes dejaron al menos 2.750 muertos en Gaza, la mayoría civiles palestinos, incluidos cientos de niños, según las autoridades locales.
Hamás, considerada una organización «terrorista» por Estados Unidos, la Unión Europea e Israel, secuestró a al menos 199 personas, según las últimas cifras comunicadas este lunes por Israel.
El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, regresó a Israel este lunes para su segunda visita en una semana, después de una gira por varios países árabes.
El ejército israelí indicó el lunes que «se abstendría» de atacar los corredores de evacuación que conectan el norte con el sur de la Franja de Gaza.
El domingo, en el noveno día del conflicto, Israel bombardeó objetivos en el territorio mientras los combatientes de Hamás seguían disparando cohetes hacia Israel.
La tensión también es muy alta en la frontera norte de Israel con Líbano. Israel comenzó a evacuar a los residentes a lo largo de esta frontera el lunes, donde los enfrentamientos se han multiplicado en los últimos días entre el movimiento Hezbolá proiraní, aliado de Hmás, y el ejército israelí.
El domingo, un civil israelí murió y varios resultaron heridos en Shtula, en el norte de Israel, por un ataque con misiles de Hezbolá. El ejército israelí respondió atacando la infraestructura militar del movimiento chiita libanés. La sede de las Fuerzas de Paz de la ONU en el sur del Líbano fue alcanzada por un cohete.
Ante los ataques aéreos y tras los llamamientos del ejército a evacuar el norte de la Franja de Gaza, más de un millón de personas fueron desplazadas en una semana en este pequeño territorio de 362 km2, sitiado, donde viven hacinados 2,4 millones de palestinos.
Con pocas pertenencias, en motocicletas, automóviles, remolques o burros, los palestinos llevan varios días huyendo hacia el sur.
«Sin electricidad, sin agua, sin internet, siento que estoy perdiendo mi humanidad», dice Mona Abdel Hamid, de 55 años, que fue a Rafah, en la frontera con Egipto.
El ejército israelí ha confirmado que se está preparando para una «próxima etapa» de su operación de represalia contra Hamás, responsable del ataque más mortífero en su territorio desde la creación de Israel en 1948.
Al amanecer del 7 de octubre, en medio del Shabat, el descanso semanal judío, cientos de combatientes de Hamás se infiltraron en Israel por tierra y aire, matando a más de mil civiles y sembrando el terror bajo un diluvio de cohetes.
En respuesta al ataque, Israel ha concentrado a decenas de miles de soldados alrededor de la Franja de Gaza, El ejército anunció que había recuperado los cuerpos de 1.500 combatientes de Hamás.
«Estamos al comienzo de operaciones militares a gran escala en la ciudad de Gaza», ubicada en el norte del territorio, dijo el lunes el portavoz del ejército Jonathan Conricus. «Los civiles no estarían seguros si se quedaran aquí», agregó.
Estos preparativos preocupan a la comunidad internacional. En El Cairo, Blinken aseguró que los aliados árabes de Estados Unidos no quiere que se extienda el conflicto.
Un llamado a la calma reiterado por Joe Biden, quien advirtió que una nueva ocupación por parte de Israel de la Franja de Gaza sería un «grave error». Israel ocupó Gaza desde la Guerra de los Seis Días en 1967 hasta 2005.
En Gaza, sitiada desde el 9 de octubre por Israel, se está produciendo una «catástrofe humanitaria sin precedentes», dijo la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (Unrwa).
«Ni una gota de agua, ni un grano de trigo, ni un litro de combustible han podido entrar en Gaza en los últimos ocho días», dijo Philippe Lazzarini, director de la Unrwa.
La situación sigue siendo muy difícil para estos miles de refugiados.
«Todos los días pensamos en cómo ahorrar agua. Si uno se ducha, no bebe agua», lamenta Asem, un residente de Jan Yunes, que no quiso dar su apellido.
En el paso fronterizo de Rafah, entre Egipto y Gaza, la ayuda humanitaria llegó desde varios países pero sigue sin poder entrar en territorio palestino.
Rafah, el único punto de paso entre Gaza y el exterior que no está bajo control israelí, permanece cerrado y fue bombardeado varias veces por los cazas israelíes.
La Franja de Gaza está sometida al bloqueo israelí por tierra, aire y mar desde 2007, cuando Hamás tomó el poder del territorio.
Con información de AFP