MÉXICO.- Para algunos usuarios, recorrer el tramo de seis estaciones de la Línea 12 del Metro que comenzó a operar ayer significó enfrentarse a una especie de miedo con el que vivían desde hace dos años y ocho meses, cuando se registró el colapso que dejó 26 personas muertas y más de 100 lesionadas.
«La verdad, sí se siente un poco de miedo, tener la nostalgia de lo que pasó y de la gente que, pues, el Gobierno no ayudó y que aún siguen las cosas sin arreglarse», reconoció Erika, quien al atravesar por el tramo de Olivos a Tezonco, donde ocurrió el desplome, clavó su mirada por la ventana y se aferró al brazo de su madre.
Ayer, poco después de mediodía, las puertas de la estación Olivos fueron reabiertas.
Decenas de usuarios que se trasladaban aún en las unidades de RTP y en microbuses, descendieron de estos para continuar su camino en la Línea Dorada.
«Regresamos porque ya no merecemos pasar más de dos horas parados en el tránsito, porque estamos hartos del caos de Avenida Tláhuac y porque queremos el privilegio de llegar rápido a nuestros destinos». Yolanda Lezama, usuaria.
A lo largo de estos casi tres años, vieron cómo se duplicaban y triplicaban sus tiempos de traslados.
«Regresamos porque ya no merecemos pasar más de dos horas parados en el tránsito, porque estamos hartos del caos de Avenida Tláhuac y porque queremos el privilegio de llegar rápido a nuestros destinos; mas que miedo tenemos incertidumbre», aseguró Yolanda Lezama, vecina de la Colonia Nopalera.
Brenda fue otra de las usuarias que ayer recorrió el tramo donde se registró el siniestro. Aunque afirmó sentirse contenta, el viaje le causó nerviosismo.
«Me siento emocionada y un poco desconfiada, porque todavía no sé sí es muy seguro, pero espero que sí, porque en verdad es una gran ayuda que abran», dijo.
El que las estaciones de la Línea Dorada comenzaran a operar más de seis horas después que el resto del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro causó cierta confusión.
«Como habíamos escuchado que hoy iban a abrir, pensamos que ya estaría listo desde temprano, pero cuando llegamos estaba cerrado y los policías no nos decían nada», reclamó César Villeda, quién terminó yendo a trabajar en las unidades de RTP.
Alrededor de las 11:00 horas, autoridades capitalinas llevaron a cabo un evento protocolario en la estación Tláhuac, en el cual, sin embargo, no se rindió ningún homenaje a las víctimas del colapso, aunque sí se presumió el reforzamiento del tramo elevado, con el que, se aseguró, no volvería a ocurrir un siniestro similar.
La justicia: un pendiente
Víctimas del colapso cuestionaron que aún no haya sido sentenciado ni un solo responsable por los hechos.
Actualmente, hay 14 víctimas que mantienen un litigio con el objetivo de reclamar justicia y medidas de reparación integral.
Teófilo Benítez, asesor legal de los afectados, señaló que personajes como Florencia Serranía, quien era directora del Metro al momento de los hechos, fueron protegidos por las autoridades.
«A pesar de que el dictamen de una empresa internacional como DNV demostró que había responsabilidad en funcionarios que tenían a su cargo el mantenimiento, sobre ellos cayó el velo de la protección y la impunidad», acusó.
Aunque hay 10 ex servidores públicos imputados, entre ellos el ex director del Proyecto Metro Enrique Horcasitas, por su probable responsabilidad en los delitos de homicidio, lesiones y daño en propiedad ajena, el juicio oral no ha iniciado debido a que se presentaron una serie de amparos, y tampoco se ha establecido una fecha para que empiece.
«A dos años y ocho meses del desplome, el proceso judicial para hacer justicia a las víctimas sigue detenido, con un dictamen de la Fiscalía a modo, encaminado al terreno de la impunidad», criticó el litigante.
Con información de Reforma