Ciudad de México. – Tras la extradición de Joaquín el Chapo Guzmán, líder del Cártel de Sinaloa, hacia Estados Unidos, en donde fue declarado culpable este martes, la violencia en México ha seguido escalando, además de que diversos grupos criminales han aprovechado la debilidad mostrada por el alguna vez considerado cártel más poderoso del mundo, para fortalecer sus operaciones y disputarse el liderazgo del trasiego de drogas hacia el vecino del norte y otros continentes.
Reportes de inteligencia de agencias estadounidenses y análisis de publicaciones especializadas posicionan en la actualidad al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), comandado por Nemesio Oseguera Cervantes el Mencho, por cuya captura Estados Unidos ofrece una recompensa de 10 millones de dólares, como la organización criminal con mayor poder del país.
De acuerdo con el reporte: “Criminal Gamechangers 2018” realizado por la organización InSight Crime que se especializa en el análisis del crimen organizado en América Latina, el crecimiento del CJNG se ha dado a paso lento pero firme.
“Con menos de una década en la escena criminal, el CJNG se erige como el grupo criminal con la presencia territorial más extendida, por lo menos en 22 estados mexicanos, un incremento en comparación con 2016, cuando se registraba en apenas 14 estados.
“Una fuente de inteligencia mexicana en Guadalajara declaró a InSight Crime que el CJNG había amplificado su crecimiento mediante una política agresiva de reclutamiento de menores de edad, y de células criminales que quedaron sin líder en otras estructuras ilegales tras las muertes de sus cabecillas”, indicó el documento.
A diferencia de otros cárteles de las drogas que se fragmentan en la actualidad como Los Zetas, el CJNG se ha mantenido unido e incluso controla puertos tanto del Golfo de México como del Pacífico.
“Con el control de los puertos en ambas costas mexicanas, el único cártel que tiene una infraestructura de esa magnitud, el CJNG, tiene extensas redes de exportaciones, que no sólo van hacia Estados Unidos, donde según la Administración para el Control de Drogas (DEA, por su sigla en inglés) tiene redes de distribución consolidadas en Los Ángeles, Nueva York y Atlanta, sino también hacia Europa y Asia.
“Y no sólo es la salida de drogas de México, sino los precursores químicos que inundan el país para abastecer los laboratorios de drogas sintéticas del CJNG, incluyendo los de producción de fentanilo”, se precisó en el documento publicado en enero pasado.
En este sentido, de acuerdo con la agencia de inteligencia estadounidense Estratfor, el CJNG es el causante de la ola de violencia que se vive en Guanajuato, así como en las ciudades de Tijuana, Ciudad Juárez e, incluso, la agencia le atribuye los niveles crecientes de violencia que se viven en la Ciudad de México.
En México, de acuerdo con Estratfor, hay cinco grandes cárteles de la droga: el Cártel de Sinaloa, el Cártel de los Beltrán Leyva, el Cártel Jalisco Nueva Generación, los Caballeros Templarios y la Familia Michoacana, mientras que hay una variedad de células criminales que se han desprendido de lo que en algún momento fueron el Cártel de Los Zetas, el Cártel del Golfo, el Cártel de Tijuana y el Cártel de Juárez.
Según el análisis de la empresa de inteligencia, el CJNG ha ocupado a los remanentes del Cártel de Juárez para hacerse del control de pasos fronterizos en el estado de Chihuahua que controlaba el Cártel de Sinaloa, lo que ha provocado una sangrienta lucha por el control del territorio.
En tanto que algunas bandas delictivas que se desprendieron del Cártel de los Beltrán Leyva, como Los Mazatlecos, han decidido controlar zonas que anteriormente estaban bajo el mando del Cártel de Sinaloa a lo que también se le atribuye, de acuerdo con Estratfor, la violencia en Nayarit y Durango.
Objetivos prioritarios
En el último sexenio, 113 grandes capos del narcotráfico y la delincuencia organizada fueron detenidos, aunque ninguno de ellos ha recibido una sentencia en nuestro país. En contraste, en la última década al menos ocho narcotraficantes mexicanos han recibido alguna pena en Estados Unidos.
El sexenio del presidente Enrique Peña Nieto terminó en diciembre pasado con 113 objetivos detenidos de la delincuencia, de un total de 122 que fueron fijados al inicio de la administración en el 2012.
En la lista de objetivos aún quedan libres: Nemesio Oseguera Cervantes, alias el Mencho, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación, como también Rafael Caro Quintero; Juan José Esparragoza el Azul, e Ismael el Mayo Zambada; los tres líderes del Cártel de Sinaloa.
Asimismo, dentro de los objetivos trazados por el anterior gobierno federal, y aún no detenidos, figuran los hermanos Iván Archivaldo y Alfredo Guzmán Salazar, hijos del Chapo, a quienes se les atribuye la generación de violencia en Sinaloa, Baja California y Baja California Sur, de acuerdo con autoridades federales.
También se encuentra prófugo José Antonio Cueto López, vinculado al Cártel de los Beltrán Leyva; Fausto Isidro Meza Flores, alias Chapo Isidro, líder de los Mazatlecos; y Juan Pablo Ledezma, al mando del Cártel de Juárez tras la detención de Vicente Carrillo Fuentes el Viceroy.
El anterior gabinete de seguridad federal identificó como generadores de violencia a Mario Alberto Bayardo Hernández, del grupo delincuencial Los Bayardo; Juan Pablo Guijarro, líder de La Línea; Juan Pablo Ledezma del Cártel de Juárez; y Maxiley Barahona, jefe regional de Los Zetas en Chiapas, Veracruz y Tabasco.
Del 2012 a 2018 fueron detenidos, o perdieron la vida en enfrentamientos con autoridades federales, 113 grandes capos del narcotráfico.
En la última década, el gobierno de México ha extraditado a Estados Unidos a importantes líderes delincuenciales, que han recibido sentencia, como Eduardo Arellano Félix, quien recibió una condena de 15 años de presión en California; Francisco Javier Arellano Félix, condenado a cadena perpetua; Osiel Cárdenas Guillén, líder del Cártel del Golfo, condenado en 2007 a 20 años de prisión en una Corte de Houston; Edgar Valdez Villareal, la Barbie, condenado el año pasado en una Corte de Atlanta a 49 años de prisión, entre otros. El narcotraficante Héctor Luis Palma Salazar el Güero fue extraditado en 2010 a Estados Unidos, de donde fue regresado en el 2016 para cumplir los procesos penales pendientes en México.
Con información de El Economista