MUNDO.- La amenaza no fue en balde: las fuerzas de seguridad en Myanmar han cumplido con su palabra de disparar a los manifestantes «por la espalda y en la cabeza» si continuaban desafiando su autoridad.
La advertencia, lanzada en la víspera, se ha materializado este sábado, en una de las jornadas de represión más feroces hasta la fecha contra los participantes en las protestas convocadas en al menos 40 ciudades de Myanmar, con más de 90 muertos —entre ellos un niño de cinco años— por los ataques de la policía y los militares, según el medio independiente Myanmar Now.
En paralelo, la junta militar celebraba el Día de las Fuerzas Armadas con un desfile castrense en la capital, Naypyidó, ignorado por la comunidad internacional, salvo excepciones como la de Rusia.
Las Fuerzas Armadas han llegado este sábado a un punto de delirio. Mientras su comandante en jefe, Min Aung Hlaing, líder del golpe de Estado del pasado 1 de febrero, aseguraba en un discurso de 30 minutos pronunciado con motivo de la efeméride castrense —el 76º aniversario de la rebelión contra la ocupación japonesa— que el Ejército “protegería a la gente de Myanmar y defendería la democracia”, se vivían escenas similares a las de una guerra por todo el país.
En línea con la advertencia lanzada el viernes por los militares, soldados y policías disparaban a matar a los manifestantes de docenas de ciudades, entre ellas las principales, Yangón y Mandalay, pero también de localidades remotas, en imágenes divulgadas por medios locales y ciudadanos en las redes sociales.
Un vídeo desgarrador muestra a un padre gritando desconsolado al que han matado a su hijo mientras lo lleva en brazos dentro de un coche; la fotografía de un bebé de apenas un año con el ojo ensangrentado tras ser alcanzado por una bala de goma cuando estaba en su vivienda en Yangón también despertaba la indignación.
Un niño de cinco años se encuentra entre los, al menos, 29 fallecidos este sábado en Mandalay, la segunda ciudad principal del país. Otras 24 personas han muerto en la capital comercial, Yangón, además de docenas en varias ciudades de todo el país, de acuerdo con medios locales como Myanmar Now.
Los equipos de emergencia y rescate esperan que el número de víctimas mortales aumente en las próximas horas, después de una jornada en la que decenas de miles de personas volvieron a salir a las calles para protestar contra los golpistas, pese a las amenazas de la junta militar emitidas por la cadena de televisión estatal, MRTV, el día anterior.
Con las últimas víctimas el número de civiles muertos desde la asonada de febrero supera los 400, según la Asociación de Asistencia a Presos Políticos de Myanmar. Un manifestante, Thu Ya Zaw, denuncia desde la ciudad central de Myingyan: “Nos están matando como a pollos, incluso dentro de nuestras propias casas”, según recoge Reuters. “Vamos a continuar protestando, pese a todo… Pelearemos hasta que la junta militar caiga”, añade.
Los ataques de las fuerzas de seguridad ocurrían de forma simultánea a la celebración del Día de las Fuerzas Armadas, que se ha conmemorado en Naypyidó con un desfile militar presidido por Min Aung Hlaing. “El Ejército quiere tender la mano a toda la población y salvaguardar la democracia”, ha asegurado el general en un discurso televisado, en el que ha añadido que las autoridades buscan restaurar la paz en el país, perdida desde la asonada de febrero.
Un golpe de Estado que puso punto y aparte a 10 años de transición democrática e impidió la toma de posesión del nuevo Parlamento, liderado por la Liga Nacional para la Democracia (NLD, por sus siglas en inglés) de Aung San Suu Kyi, ganadora de las elecciones del pasado noviembre. Suu Kyi se encuentra detenida desde entonces.
“Hoy es el día de la vergüenza para las Fuerzas Armadas”, denuncia por su parte el doctor Sasa, portavoz del Comité para la Representación de la Unión Parlamentaria (CRPH, por sus siglas en inglés), el autoproclamado Gobierno civil. Formado por diputados de la NLD aún en libertad, el colectivo busca ser reconocido como representante legítimo de Myanmar por la comunidad internacional. El Movimiento de Desobediencia Civil, otro grupo opositor al golpe, recibió un simbólico espaldarazo el viernes tras ser nominado por un comité de académicos noruegos para el Nobel de la Paz, que ya fue concedido a Sus Kyi en 1991.
Aunque la mayoría de países no enviaron representantes al desfile militar, según el medio Asia Nikkei, Rusia, China, la India, Pakistán, Bangladés, Vietnam, Laos y Tailandia sí lo hicieron. “Rusia es un verdadero amigo”, ha alabado este sábado Min Aung Hlaing.
Rusia envió a su viceministro de Defensa, Alexander Formin, al desfile. La mayoría de guerrillas étnicas también rechazaron la invitación a participar en el evento, que conmemora la rebelión del país contra la ocupación japonesa en 1945. Uno de estos grupos, la Unión Nacional Karen, que combate al Tatmadaw —como se conoce al Ejército de Myanmar— desde hace décadas, aseguró que había asaltado un puesto militar cerca de la frontera con Tailandia, matando a 10 miembros del Ejército.
Con información de El País / Foto: Reuters