PARÍS.- Charles Aznavour, el último gigante de la canción francesa del siglo XX, falleció este lunes a los 94 años en el sur de Francia, anunciaron sus portavoces.
El cantante francés vendió más de 100 millones de discos a lo largo de ocho décadas de una carrera excepcional a la que no había puesto fin.
De origen armenio, Aznavour acababa de volver de una gira por Japón, tras haberse visto obligado a anular varios conciertos este verano debido a una fractura del brazo, provocada por una caída.
Tenía previsto actuar el 26 de octubre en Bruselas.
Apodado el Frank Sinatra de Francia, logró una fama mundial pese a una voz y un físico atípicos. «La Bohème», «La Mamma» y «Emmenez-moi» figuran entre sus canciones más destacadas de un repertorio de marcado tono nostálgico.
Compuso para artistas como Edith Piaf, y como actor, participó en unos 80 filmes.
Le decían que era demasiado feo, demasiado bajito y que no podía cantar. Pero este gigante de 165 centímetros apodado «Aznovoice» por sus críticos -en un juego de palabras en inglés por «has no voice», no tiene voz-, vendió más de 180 millones de discos en ocho décadas de una carrera maratónica que nunca abandonó.
«Si debe perdurar algo de mí o de mi trabajo, mis discos serán ampliamente suficientes», escribió Aznavour en su libro autobiográfico «De una puerta a la otra», publicado en 2011.
Aznavour fue ante todo el embajador de la canción francesa en el mundo, y en ese rol accedía a cantar en cualquier idioma: español, italiano, alemán, inglés, ruso… Cantó para papas, reyes o presidentes.
En 1998, la cadena de televisión CNN y la revista Time lo coronaron como «artista del siglo».
Nacido el 22 de mayo de 1924 en París en una familia de inmigrantes armenios que huyeron de las persecuciones turcas, Aznavour residió durante muchos años en Ginebra, donde halló refugio fiscal y llegó a ser embajador de Armenia, país que también representó en la sede europea de la ONU.
Redacción / Agencia AFP