Ciudad de México.- Haces ejercicio con regularidad, sigues tu dieta al pie de la letra y tienes hábitos saludables, pero ¿ni aún así no logras bajar de peso? Podría deberse a los obesógenos.
Dado que la dieta y sedentarismo no parecen explicar por sí solos el aumento de la obesidad, los científicos exploran la posibilidad de que existan otros factores que jueguen un papel complementario, y que afecten por igual a humanos y animales.
Se cree que en las ciudades más contaminadas es donde las personas podrían presentar más dificultad para bajar de peso, o bien, hay un mayor número de casos de obesidad sin motivo aparente.
Paula Baille-Hamilton, profesora de la Universidad de Stirling (Escocia) especialista en toxicología y metabolismo humano, realizó una investigación, publicada en la revista Journal of Alternative and Complementary Medicine, en la que aseguraba que existía una relación causal entre el aumento de los agentes químicos ambientales y el aumento de la frecuencia de la obesidad en la población. A partir de ella se acuñó el término obesógenos para nombrar a estas sustancias químicas que polucionan el medio ambiente y que, incorporadas al organismo, pueden interferir con la regulación y conservación de la energía.
Los obesógenos son en su gran mayoría xenobióticos, esto es, compuestos cuya estructura química es inexistente o poco frecuente en la naturaleza ya que han sido sintetizados por el hombre en el laboratorio. La mayoría de éstas han aparecido en el medio ambiente durante los últimos 100 años, por lo que su influencia está aún lejos de conocerse por completo.
Pese a esto, numerosos estudios in vitro, sobre animales de laboratorio y en humanos realizados en la pasada década evidenciaron que muchas de estas sustancias presentes en el medio ambiente o en la dieta interfieren con nuestro sistema hormonal, causando alteraciones a todos los niveles de nuestro metabolismo, produciendo efectos adversos: entre otros, probablemente, la obesidad.
¿Cómo nos afectan los obesógenos?
- Alteración de los sensores metabólicos. Ante la presencia de estos obesógenos, los receptores metabólicos se bloquean o alteran los receptores hormonales como por ejemplo, la hormona del hambre que puede hacer que tengamos más hambre de la cuenta y por lo tanto comamos más.
- Desregulación de la fabricación de las hormonas sexuales. Debido a las alteraciones en la síntesis de esteroides sexuales, se produce un cambio en el equilibrio de los lípidos en el organismo.
- Modificación del balance energético que alteraría el equilibrio entre hambre y saciedad a nivel cerebral.
¿Cuáles son estos obesógenos?
- Bisfenol-A: se encuentra en los plásticos y en las latas de conserva y se les considera responsables de la obesidad y el cáncer. Aún están bajo investigación, pero por ejemplo este compuesto ya se ha retirado de los biberones y de los envases y utensilios que se utilizan para alimentar a los bebés en toda Europa.
- Ftalatos: también se encuentran en muchos plásticos, y se asocian con la obesidad abdominal y malformaciones genitales en los obesogenos-bisfenol
- Aniños. Están presentes en muchos envases de alimentos, juguetes, productos farmacéuticos, productos de belleza, pinturas… Estos productos se pulverizan y se disuelven muy fácilmente haciendo que los alimentos e incluso el suministro de agua esté contaminado.
- Organotinas: son productos químicos utilizados en la agricultura como fungicidas y se vinculan al aumento de peso y precursor del hígado graso en ratas de laboratorio.
- Ácido perfluorooctanoico (PFOA): es un compuesto que se encuentra en varios utensilios de cocina como el teflón presente en las sartenes antiadherentes, ropas impermeables, palomitas de microondas, cajas para pizza y envases de comida preparada. Se asocia a varias enfermedades en humanos como son trastornos de tiroides, bajo peso al nacer o enfermedad renal crónica entre otros.
¿Cómo podemos evitar los obesógenos?
Es bastante complicado aislarse de estos obesógenos ya que están prácticamente en todas partes, pero existen algunas cosas que podemos hacer para minimizar de alguna forma su acción en nuestro organismo.
- Come productos orgánicos: intenta encontrar este tipo de productos en el supermercado ya que están más libres de este tipo de compuestos ya que han sido cultivados de forma natural ya que no se usan pesticidas ni químicos en su producción.
- Reduce al máximo la ingesta de carnes: debido a que los animales destinados al consumo humano son alimentados que vienen en envases plásticos, la carne en general también está contaminada con obesógenos.
- Evita bebidas que vengan en envases plásticos: las botellas de plástico suelen tener un alto contenido en bisfenol, por lo que los refrescos, agua embotellada, zumos, etc que vengan en estos envases, son peligrosos si se consumen grandes cantidades.
- También es recomendable evitar darle agua embotellada a los bebés y procurar usar para ellos recipientes de cristal.
- En vez de sartenes con teflón, procura usar otras de cobertura cerámica o de hierro fundido que no contienen obesógenos.
- Utiliza cosméticos naturales libres de ftalatos.
Con información de Noticieros Televisa, Salud 180