MUNDO.- El papa Francisco elogió este martes el multilateralismo frente a la lógica de «bloques» que, según él, acentúa el riesgo de nuevos conflictos, en el primer día de su viaje a Kazajistán, con las tensiones relacionadas con la guerra de Ucrania de fondo.
El pontífice, de 85 años, que debe ir en silla de ruedas por dolores en la rodilla y ha admitido que tiene que reducir el ritmo o plantearse un retiro, participará también en una cumbre interreligiosa en Nursultán con la presencia de delegaciones de unos 50 países.
Después de llegar a Kazajistán, Jorge Bergoglio llamó a «evitar la intensificación de rivalidades y el fortalecimiento de bloques contrapuestos».
«Necesitamos líderes que, a nivel internacional, permitan a los pueblos entenderse y dialogar, y generen un nuevo ‘espíritu de Helsinki'», añadió, en alusión a los acuerdos de 1975, que consolidaron una rebaja de las tensiones entre los occidentales y los soviéticos tras décadas de Guerra Fría.
Minutos antes, el papa había sido recibido con honores militares y se había reunido con el presidente kazajo, Kassym Jomart Tokayev, quien se declaró «honrado» de recibirle.
En este, su 38º viaje al extranjero desde que fuera elegido en 2013, el pontífice participará también en una cumbre interreligiosa en Nursultán con la presencia de delegaciones de unos 50 países.
Al ser preguntado durante el vuelo sobre un eventual encuentro con el presidente chino, Xi Jinping, que también estará en Nursultán estos días, el pontífice argentino dijo que no tenía «ninguna información». «Yo siempre estoy dispuesto a ir China», agregó.
Por una casualidad, la presencia de Xi -que al día siguiente debe reunirse con el presidente ruso, Vladimir Putin, en Uzbekistán- alimentó las especulaciones sobre una posible acción de la diplomacia vaticana sobre el conflicto de Ucrania.
Los vecinos de Nursultán entrevistados por AFP este martes se mostraron contentos por que una visita así ponga a Kazajistán en primera plana de la actualidad internacional.
«La autoridad de Kazajistán crecerá, se trata de que los otro países sepan que existe un Estado así», declaró Joumash, un empresario de 58 años.
Inicialmente, se esperaba la presencia en la cumbre del patriarca Kirill de la Iglesia ortodoxa de Rusia, cercano al presidente Vladimir Putin, pero el religioso ruso anuló su participación sin dar razones.
Las visiones de ambos líderes religiosos chocan en esta cuestión: el papa ha pedido la paz y denuncia «una guerra cruel y sin sentido», mientras que Kirill defendió la «operación militar» y la lucha contra «los enemigos internos y externos» de Rusia.
El martes, Francisco insistió en la necesidad de «dialogar con todos» para «reforzar el multilateralismo», aludiendo implícitamente a Rusia. Desde febrero, cuando empezó el conflicto en Ucrania, la Santa Sede ha intentado mantener un contacto diplomático con Moscú.
El miércoles, Francisco protagonizará la apertura de la sesión plenaria del Congreso de Líderes de Religiones Mundiales y Tradicionales y oficiará una misa por la tarde. El jueves cerrará su visita reuniéndose con líderes católicos.
Al margen del congreso, Francisco también se reunirá con responsables religiosos en encuentros privados, indicó el Vaticano sin dar más detalles.
Rico en recursos energéticos, Kazajistán tiene 19 millones de habitantes, de los que un 70% son musulmanes sunitas y un 25% son cristianos, principalmente ortodoxos rusos. Solo un 1% es católico.
El presidente kazajo, XXX Tokayev empezó una serie de reformas después de su elección en 2019, pero el país se vio sacudido por protestas contra los elevados precios del combustible a principios de año que dejaron 200 muertos y desmenuzaron su imagen de estabilidad.
Sin embargo, activistas por los derechos humanos no han dejado de denunciar la represión de cualquier oposición real.
El papa, no obstante, mencionó el «proceso de democratización» en curso en Kazajistán, un «país del encuentro» entre numerosos grupos étnicos, en una «encrucijada de importantes intersecciones geopolíticas».
Francisco es el segundo papa en visitar Kazajistán. Antes lo hizo Juan Pablo II en septiembre de 2001.
Con información de AFP