Eduardo Pérez Arroyo
Morelia, Michoacán.- Las elecciones de gobernador en el Estado de México sirvieron para comprobar una vieja realidad de la política mexicana: el PRI podrá tener corruptos, podrá cobijar a los desfalcadores mayores, podrá aportar varios de los suyos a la deshonrosa galería de barbaridades de la política mexicana, pero aún así, no cae.
Hoy, si no sucede algo extraño, las cifras indican que el priista Alfredo del Mazo será el próximo gobernador del Estado de México.
Las acusaciones de corrupción y desfalco no son antojadizas. Las cifras son elocuentes. Al momento de escribir estas líneas siete exgobernadores del tricolor permanecen en distintas cárceles en México y el extranjero: Mario Villanueva Madrid, de Quintana Roo; Andrés Granier, de Tabasco; Jesús Reyna, de Michoacán; Flavino Ríos, de Veracruz; Javier Duarte, de Veracruz, Tomás Yarrington, de Tamaulipas, y Roberto Borge, de Quintana Roo.
Uno de ellos, Javier Duarte, es señalado como el más grande desfalcador de la historia moderna de México.
Para hacer el tema más largo, hay también tres Investigados: César Duarte, de Chihuahua; Fidel Herrera, de Veracruz; y Gabino Cué, gobernador perredista pero de vieja cepa priista, en Oaxaca. Y además Jorge Torres, de Coahuila, es investigado y el cerco se estrecha sobre su obra. Y también Fausto Vallejo, caído en desgracia luego que apareciera un video de su hijo mayor departiendo felizmente con Servando Gómez, «La Tuta», en su momento uno de los criminales más buscados del país.
En la abominable lista están también los panistas Guillermo Padrés y Luis Armando Reynoso y el perredista Pablo Salazar Mendiguchía, pero lo del PRI parece ser la norma. Se trata de 11 ex gobernadores del tricolor relacionados con problemas de justicia. Sin contar a Humberto Moreira, preso en España y liberado en México por obra y gracia del priismo federal.
Las causas
Para José Fernández Santillán, experto en Ciencia Política del del Tec de Monterrey, estos nombres
“no son el origen sino la consecuencia de un sistema político carcomido desde adentro. Se pone atención a esos nombres, pero no al sistema ni a sus padrinos políticos”.
Max Kaiser, director Anticorrupción en el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), va más allá:
“Las décadas de impunidad han generado un nivel de descaro y de ridiculez que nunca hemos visto en México”.
Porque la historia no es nueva. Para los expecialistas el PRI es hoy sinónimo de corrupción tras su gestión durante buena parte de los más de setenta años en los que gobernó México sin interrupción. Las versiones varían, pero parecen coincidir en dos factores: la entrada de nuevas fuerzas políticas que desafiaron la hegemonía que durante años ostentó el PRI, y que desmanteló para siempre el viejo sistema político en el que el Presidente ordenaba y los gobernadores acataban órdenes; y una mayor –aunque aún insuficiente– transparencia en las finanzas, producto precisamente de la llegada de actores políticos distintos.
La historia sigue
Pero las sospechas en las cuales está envuelto el tricolor no acaban ahí. Hoy permanecen varias acusaciones pendientes contra gobernadores incliuso en ejercicio, muchas de ellas generadas desde la propia Auditoría Superior de la Federación (ASF). La pista de la corrupción priista podría aumentar en el corto plazo.
Según el portal Sin Embargo los dos exgobernadores Duarte –César, de Chihuahua, y Javier, de Veracruz– sólo son la parte más visible del desfalco total de los mandatarios emanados del PRI. La lista sigue.
Dice el medio que “por nivel de desfalco, a los dos anteriores les sigue el actual Gobernador de Coahuila, Rubén Moreira Valdez. La bancada del Partido Acción Nacional (PAN) en el Congreso de Coahuila denunció ante la PGR al Gobernador por el desvío de 32 mil millones de pesos durante su administración y la de su hermano, Humberto Moreira”.
El cuarto lugar, siempre según el portal, es para el priista Aristóteles Sandoval Díaz, quien ha gobernado Jalisco desde 2013 y a quien la Auditoría Superior de la Federación llamó a aclarar el uso de 17 mil 500 millones de pesos de 2011 a 2015.
Y cierra la lista el aún gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila Villegas, a quien la ASF le exige aclarar el desvío de 3 mil 603 millones de pesos.
La realidad es brutal y no permite dobles lecturas. Entre todos los gobernadores expuestos el desfalco supera con creces el recorte presupuestario que anunció para este año la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP). Pero a México parece no importarle: hoy, el mismo día que cae el onceavo exgobernador priista por ratero, un priista permanece en la antesala de asumir en gloria y majestad la principal plaza electoral del país.
FUENTES:
http://www.altonivel.com.mx/
www.nytimes.com
Milenio
SinEmbargo