MUNDO.- El primer encierro en tres años en las Fiestas de San Fermín en la ciudad española de Pamplona terminó el jueves por la mañana sin cornadas, aunque varios mozos sufrieron golpes y caídas fuertes en una de las fiestas populares más famosas de Europa.
Los seis toros, acompañados por seis bueyes mansos, completaron el recorrido por las calles de Pamplona en unos 2 minutos y 35 segundos sin causar muchos daños a los miles de personas que participaron. Varios corredores fueron pisoteados o empujados al suelo, pero ninguno sufrió heridas por asta.
El hospital de Pamplona dijo que seis personas habían sido trasladadas para recibir tratamiento, entre ellos un estadounidense de 30 años con una fractura en el radio y el cúbito del brazo izquierdo y una adolescente española de 16 años que perdió parte de un dedo en la plaza de toros, donde varios corredores cayeron al suelo justo en el acceso. Los demás heridos eran hombres españoles entre los 19 y los 45 años.
Ryan Ward, un turista estadounidense de San Diego, California, dijo que la experiencia de correr con los toros merecía la pena.
“Creo que necesito llorar. Son demasiadas emociones acumuladas, corriendo con mis amigos. No sé donde están. Los perdí a todos”, dijo tras salir ileso de la carrera.
“Se sintieron como dos segundos, probablemente fue un minuto cuando de verdad tuve a los toros corriendo a mi lado, pero se sintió muy rápido, como un pestañeo y se acabó”, comentó Ward. “Es increíble, una de las mejores experiencias que he vivido”.
Era el primero de los ocho encierros de las fiestas, en las que los asistentes también beben, comen y asisten a actos culturales.
Ocho personas fueron corneadas en los últimos encierros de la ciudad, celebrados en 2019 antes de la pandemia. Desde 1910 han muerto 16 personas en los encierros, la última en 2009.
Los toros que participan en el entierro de la mañana son sacrificados cada tarde en una corrida con toreros profesionales.
Las populares fiestas, que atraen a decenas de miles de personas de todo el mundo, fueron canceladas en 2020 y 2021 debido a la pandemia del coronavirus.
El exitoso programa español de vacunación ha permitido que la vida vuelva más o menos a la normalidad, aunque un repunte reciente de los casos hizo que las autoridades pamplonesas recomendaran utilizar mascarillas cuando fuera necesario. Aun así, se veían pocos cubrebocas en la multitud de gente que abarrotó el miércoles la plaza del ayuntamiento para el Chupinazo, el lanzamiento de un cohete que da inicio a las fiestas.
Miles de hombres y algunas mujeres participan en los encierros, en los que intentan evitar a los grandes toros y los bueyes que pasan corriendo por las estrechas calles del casco antiguo de Pamplona, algunas cubiertas de adoquines. El recorrido de 875 metros (956 yardas) se rocía con una sustancia que ayuda a evitar que los toros resbalen en los ajustados giros. La carrera suele terminar en menos de tres emocionantes minutos.
Corredores expertos, en su mayoría locales, intentan correr a toda velocidad delante de las astas de los toros antes de retirarse en el último segundo. Los menos experimentados, en su mayoría extranjeros, suelen apartarse más deprisa y a menudo terminan en montoneras en el suelo con otros mozos.
Casi todos en Pamplona esta semana visten el atuendo tradicional de camisa y pantalón blanco con un fajín y un pañuelo rojo al cuello.
Con información de AP