Ciudad de México. – Cuando de niño la vida se ponía muy fea o muy difícil, escapar de ella era relativamente sencillo; bastaba con llegar a mi cuarto y acostarme boca abajo en el piso para alcanzar la caja que tenía bajo mi cama con mi colección de cómics. En cuestión de segundos me transportaba al universo Marvel, creado en gran medida por el ahora difunto Stan Lee.
Aunque Stan Lee es reconocido por la creación y cocreación de algunos de los superhéroes mas icónicos del mundo contemporáneo, me parece que su más grande logro fue relanzar y revitalizar la muy lastimada industria de los cómics a partir de los años sesenta. Ya que después de su época de oro en los años cuarenta este sector se vio amenazado por un frente conservador.
En 1954 una comisión del senado estadunidense acusaba a los editores de libretas de inculcar principios amorales e incentivar la delincuencia entre la juventud. Uno de los principales argumentos fue tomado de un ensayo académico del Dr. Frederick Werhtham, psiquiatra, titulado «Seduction of the Innocent». Este argumentaba que los cómics fomentaban la homosexualidad. Aunque nunca se formalizó una legislación, la industria optó por autocensurarse y las ventas cayeron hasta en un 70%.
Conforme fue avanzando el universo Marvel también lo fue su complejidad narrativa.
En 1961 Stan Lee y Jack Kirby, desafiando el sistema estadounidense lanzan al mercado la historieta The Fantastic Four, la cual fue un éxito inmediato. Este éxito fue seguido por otros títulos y en 1962 la icónica creación de Stan Lee y Steve Ditko: The Amazing Spiderman. La clave del éxito de esta nueva generación de superhéroes fue la profundidad psicológica de los personajes, sus debilidades de carácter, sus inseguridades; rasgos muy humanos para los superhéroes de ese momento. Rasgos de cualquier niño o adolescente.
Conforme fue avanzando el universo Marvel también lo fue su complejidad narrativa. Al estar constantemente incluyendo nuevos personajes a sus libretas y que estos tengan aventuras compartidas, ya no bastaba con leer el cómic de un personaje: tenías que leer varios para no perderte en el trama. Este formato no lineal convirtió al lector en un productor de significado y no un lector pasivo. Éramos, de cierta manera, una personaje más en ese universo.
Aunado a la innovación narrativa que Lee implementó en el universo Marvel, también es relevante la temática que a través de sus libretas llegó tratar. A la par de Marshall McLuhan y otros los grandes pensadores de la época, desde 1963 Marvel comenzó a explorar la relación del ser humano con la tecnología. Dos personajes clave en este cuestionamiento filosófico son Tony Stark y su relación son su traje de Iron Man y el robot Ultron, tecnología que fue creada para proteger el mundo pero que casi acaba destruyéndolo.
Stan Lee creó mucho más que un imperio editorial, creó de las primeras redes sociales: la red ‘geek’.
Esta mirada a la tecnología como una «extensión del hombre» logró que estudiosos y académicos de la comunicación tomaran a los cómics como un medio digno de estudiarse. A la par de otras historietas con esta temática, Lee (junto con Tony Stark) nos obliga a reflexionar: ¿el desarrollo de la tecnología es la única manera de evaluar el avance del hombre? Esta fue una de las tantas temáticas controvertidas que aparecieron en el universo Marvel, otros cómics como X-Men exploraban cuestiones de raza, discriminación y sexualidad.
Stan Lee creó mucho más que un imperio editorial, creó de las primeras redes sociales: la red geek. Como niño bastaba con ver a otra persona con una copia de The Amazing Spiderman o The Incredible Hulk bajo el brazo para tener la confianza de acercarte a él o a ella y preguntarle «¿ya leíste la edición especial de Spiderman vs Wolverine? «Claro», respondían, «pero Hulk le gana a los dos». Con ese breve diálogo sabías que eras parte de algo, que quizás no tenías lugar en el equipo de fútbol, pero tenías lugar en el universo Marvel.
¡Excelsior señor Lee! Gracias por darnos un lugar en tu universo. Te ganaste un lugar eterno en el nuestro.
*Este contenido representa la opinión del autor y no necesariamente la de ‘HuffPost’ México.
Con información de Excélsior