MUNDO.- La familia real británica, con la reina Isabel ll al frente, está «disgustada» por el inesperado anuncio de la retirada de los duques de Sussex, Meghan y Enrique, que no había sido consensuado, ha informado la BBC.
Según el corresponsal de realeza de la cadena pública, la intención de independizarse de sus obligaciones» tomó por sorpresa» al palacio de Buckingham.
El Palacio afirmó anoche, al responder al anuncio del príncipe y la ex actriz que, aunque se habían iniciado conversaciones sobre el futuro de ambos, éstas estaban sólo «en una fase temprana». «Entendemos su deseo de adoptar un enfoque diferente, pero son asuntos complicados que llevará tiempo resolver», decía la nota.
Los Duques de Sussex declararon que mantendrán en principio su título y que seguirán unidos a la Reina Isabel II, aunque darán «un paso atrás en su papel principal» (como miembros de los Royals) con la intención de ser «financieramente independientes». Sin embargo, la cuestión abre una serie de interrogantes. Por ejemplo, cómo van a combinar el rol de miembros de la realeza con el papel de ciudadanos privados, así como otras cuestiones más logísticas como quién pagará su seguridad.
El sorprendente anuncio de Enrique y Meghan Markle tras su regreso de las vacaciones de seis semanas en Canadá junto a su hijo Archie, dejó ayer estupefactos a los británicos, que celebraron la boda entre el príncipe «díscolo» y la ex actriz norteamericana el 19 de mayo del 2018 en Windsor como una gran fiesta nacional
El aparente cuento de hadas duró sin embargo pocos meses, cuando trascendieron las tensiones entre Meghan Markle y su cuñada Catalina Middleton, lo que contribuyó también a un distanciamiento entre Harry y su hermano mayor, William, estrechamente unidos durante años tras la muerte de Lady Di.
Enrique y Meghan decidieron abandonar la residencia oficial en el Palacio de Kensington para marcar distancias y se instalaron en el chalé de Frogmore, a los pies del castillo de Windsor. La reforma de su nueva residencia costó a los contribuyentes británicos el equivalente a 2,8 millones de euros, lo que convirtió en Meghan en víctima propiciatoria de los tabloides británicos, que ya habían explotado hasta la saciedad sus tensas relaciones con su padre.
La llegada de Archie, en mayo del 2019, complicó aún más las cosas. A los problemas durante el nacimiento (Meghan no pudo dar a luz por parto natural y fue trasladada a un hospital en Londres a que le practicaron la cesárea), se unieron los problemas de adaptación tras las llegada del recién nacido. Meghan (38 años) ha dado también muestras de un comportamiento errático y Enrique (35) ha tenido que salir más de una vez en su defensa frente al acoso de los medios. De puertas hacia dentro, las relaciones de Meghan con la familia real no han sido precisamente buenas, con la excepción del Príncipe Carlos, con quien comparte inquietudes ecológicas.
La vuelta de Meghan a sus funciones reales se fueron retrasando entre informaciones de que la pareja había decidido instalarse temporalmente en África, donde ejercerían temporalmente como embajadores reales. La supuesta estancia en el continente africano se quedó al final en unas largas vacaciones, en las que la propia Meghan reconoció sus dificultades para adaptarse a las funciones reales y Enrique reconoció la distancia con su hermano. Los dos anunciaron de paso su intención de emprender acciones legales contra los tabloides británicos por invasión de su privacidad.
Como si no tuviera poco con el escándalo del Príncipe Andrés por su relación con el pederasta Jeffrey Epstein, la reina Isabel II hizo frente en diciembre al desplante de Enrique y Meghan, que anunciaron su intención de ausentarse de las tradicionales vacaciones navideñas en Sandringham y viajar sin embargo a Estados Unidos (donde se encontraron con Doria, la madre Meghan) y posteriormente Canadá.
De allí volvieron «renovados y con nuevas energías a Londres. Tras una recepción oficial, la pareja visitó el Alto Comisionado en Londres. Vestida de un rutilante marrón (falda de Massimo Dutti y abrigo de Stella McCarney), Meghan visitó incluso una cocina comunitaria de supervivientes de la Torre Grenfell, con quienes ha mantenido un contacto muy directo en sus funciones altruistas como Duquesa de Sussex.
Horas después, sin embargo, llegaba el anuncio oficial: «Después de muchos meses de reflexión y discusiones internas, hemos decidido hacer un cambio este año para empezar a forjar un nuevo papel progresivo en esta institución (…) Ahora planeamos compaginar nuestro tiempo entre Reino Unido y Norteamérica, mientras continuamos honrando nuestro deber con la reina, la Mancomunidad de Naciones y nuestros patrocinios».
Según aseguran, la decisión de dar «un paso atrás» en sus deberes reales les permitirá «encontrar el espacio necesario» para volcarse en la crianza de su hijo y en el lanzamiento de una sociedad benéfica «que está por llegar». «Esperamos compartir los detalles de este emocionante siguiente paso a su debido tiempo», concluye el comunicado oficial.
Con información de El Mundo / Foto: Reuters